El diputado regional del Partido Popular, José Martín-Buro, ha alertado sobre las «gravísimas negligencias» que están afectando al Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, poniendo en «gravísimo riesgo» su supervivencia. Según Martín-Buro, las condiciones en las que operan tanto los visitantes como los trabajadores del museo son «lamentables» y deberían avergonzar a los gobiernos socialistas, quienes, en su opinión, están priorizando su supervivencia política por encima del bienestar de la ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad, y de la región.
El parlamentario ha señalado que las temperaturas del museo son extremas, llegando a soportar 9 grados en invierno y hasta 32 grados en verano, debido a que desde hace años no se han realizado reparaciones ni sustituciones en los equipos de climatización, que actualmente están inutilizados. Entretanto, los trabajadores están sufriendo una carga de responsabilidad que excede sus competencias, percibiendo sueldos que en muchos casos no corresponden ni al Salario Mínimo Interprofesional.
Martín-Buro ha divulgado que la situación del museo es tan crítica que, en la reciente licitación del nuevo pliego para su gestión, el presupuesto es tan bajo que, por primera vez en 25 años, no ha habido interés por parte de ninguna empresa. Esta falta de interés pone a los trabajadores en una posición vulnerable, con riesgos de despidos o de una precarización aún mayor debido a posibles reorganizaciones en la Fundación Impulsa o en la empresa designada para la gestión.
El diputado del PP también ha señalado que las nefastas condiciones laborales no se limitan al Museo de las Ciencias, sino que afectan a toda la red museística de la región y de la provincia. Actualmente no hay restauradores contratados en ninguno de los museos, y los vigilantes de sala están externalizados a empresas que contratan por multiservicios, lo que implica salarios por debajo del convenio correspondiente para auxiliares de sala o vigilantes de sala dentro de la administración pública.
El PP ha denunciado que las responsabilidades exigidas a estos trabajadores superan sus capacidades en muchos casos. Personas contratadas para tareas de vigilancia, que no requieren especialización, se ven obligadas a impartir talleres culturales y gestionar exposiciones temporales o permanentes, aun careciendo de la formación académica necesaria.
