El ideólogo del Proyecto 2025, Kevin Roberts, aterrizó en Madrid en febrero para impulsar la agenda del nacionalismo cristiano en Europa. En un evento que atrajo a prominentes líderes de la extrema derecha europea, como Santiago Abascal de Vox y figuras como Orbán y Le Pen, Roberts presentó su visión bajo el lema «Make Europe Great Again». Este partido, ahora la tercera fuerza en el Parlamento Europeo, se reúne en un momento en que los responsables de la política europeísta buscan «reconquistar» el Viejo Continente, desbordados por la amenaza de una «crisis de descomposición».
Roberts, presidente de la Heritage Foundation, se encuentra en España para un congreso católico, donde propone renacer valores que, según los organizadores, están en peligro. Planteándose como la «luz» frente a un mundo que consideran oscuro, los líderes de la Asociación Católica de Propagandistas han alineado sus intereses con el discurso de la ultraderecha a nivel global. Sin embargo, la práctica religiosa en España es distinta de la de Estados Unidos, y algunos expertos advierten que el camino hacia una política religiosa efectiva no será tan fácil ni directo.
A medida que estos líderes católicos se suman al énfasis nacionalista, surgieron tensiones dentro de la Iglesia española, atrapada entre la presión de sectores más radicales y la necesidad de mantener sus privilegios en un estado aconfesional. Con la complejidad de la situación política actual, el catolicismo en España enfrenta el desafío de adaptarse a un entorno donde militancia y fe se entrelazan, mientras una nueva ola de ideologías busca ocupar espacios en el debate público.
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