En un ambicioso esfuerzo por aumentar significativamente la inversión de la Unión Europea en seguridad y defensa, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha delineado un amplio plan que busca movilizar hasta 800.000 millones de euros en los próximos años. Este plan, denominado por la dirigente como un «plan para rearmar Europa», se presentará detalladamente en un Consejo Europeo extraordinario programado para este jueves en Bruselas, donde Von der Leyen expondrá la iniciativa ante los líderes de los estados miembros de la UE.
El plan dependerá significativamente de las decisiones individuales de los países miembros, que tendrán que considerar tanto la utilización de la flexibilidad fiscal ofrecida por la Comisión como la posible asunción de miles de millones de euros en fondos comunes, los cuales se ofrecerán en forma de créditos. Si bien estos préstamos llegarán en condiciones financieras atractivas, inevitablemente aumentarán la deuda nacional de los estados que decidan participar.
Una de las medidas más destacadas de Von der Leyen para impulsar la inversión es la activación de la «cláusula nacional de escape» dentro de las reglas fiscales de la UE. Esta cláusula permitiría a los estados miembros aumentar su déficit y deuda para financiar gasto militar sin que esto afecte su cumplimiento con las reglas fiscales europeas. Aunque esta propuesta ha encontrado resistencia y escepticismo por parte de ciertas capitales y ministros de Finanzas, la líder de la Comisión ha evitado comprometerse con un gran paquete de defensa de financiación común.
El grueso de la financiación anticipada, según Von der Leyen, provendría de este mecanismo de flexibilidad fiscal. Puso como ejemplo que si los estados miembros incrementasen sus gastos en defensa en un promedio de 1,5% del PIB, se podría crear un espacio fiscal de aproximadamente 650.000 millones de euros en cuatro años. No obstante, este es un escenario ideal y se espera que el aumento en gasto sea más gradual.
Mientras algunos países como Alemania debaten un incremento masivo en la inversión en defensa, otros, incluido España, han adoptado posturas más conservadoras, comprometiéndose a aumentar su gasto hasta el 2% del PIB para 2029. Esto plantea dudas sobre hasta qué punto los estados miembros aprovecharán la flexibilidad ofrecida por la propuesta.
Del total de fondos propuestos, solo un 19% se basa en préstamos directos para proyectos transfronterizos, incluida la cooperación con Ucrania. Aunque la emisión conjunta de deuda de la UE para estos préstamos marca un precedente significativo, hay preocupaciones sobre la carga que representará su devolución, y algunos críticos consideran que la suma ofrecida es insuficiente.
La presentación de este plan marca un punto de inflexión para Europa, ya que busca un equilibrio entre el aumento de sus capacidades defensivas y la gestión de las implicaciones económicas y políticas que ello conlleva. La respuesta de los estados miembros en los próximos días será crucial para determinar el éxito y la viabilidad de esta audaz propuesta.