En el escenario del talento, Tinho Vaamonde ha dejado su huella como tercer finalista de la reciente edición de «Operación Triunfo 2025″. Sin embargo, tras las luces y los aplausos, también hay una historia de vulnerabilidad que merece ser contada. El joven gallego se adentró en la academia con una confianza notable, preparado para enfrentar los retos de la competencia que se emitía en Prime Video. Pero hubo un aspecto que desnudó su inseguridad: el baile.
En un paisaje donde el movimiento cobra vida y la expresión corporal se convierte en el lenguaje más auténtico, Tinho confesó que el baile ha sido una frontera que nunca había cruzado. “El baile no es algo que haya hecho en mi vida y es por algo, porque nunca he tenido un interés», admitió en una entrevista en el pódcast «Vaya vaina». Aunque su camino no incluyó bailar como parte de su formación, entiende que adquirirse cierta soltura en este arte podría darle la seguridad que necesita.
No obstante, la realidad de su paso por la academia no estuvo exenta de momentos de tensión. Recordó particularmente una clase de danza urbana donde sus inseguridades se hicieron palpables. «Me quedé estancado por mis inseguridades. No me quería ni mirar al espejo, no me podía ni ver», relató con voz entrecortada, como si reviviera aquel instante de fricción entre su deseo de sobresalir y su lucha interna. Ahí, expuesto ante la mirada crítica de jurados y compañeros, el dolor de sus complejos salió a la superficie, convirtiendo un simple ejercicio de baile en un desafío monumental.
Durante esa experiencia, uno de los comentarios que le hicieron resonó en su mente: «Muy bien vocalmente, pero si no miro». Esa frase se convirtió en un eco doloroso que acentuó su vulnerabilidad. «Fue como… ¡Ya lo sé! Me sentí muy mal. Esa semana me entró bloqueo y lo pasé bastante mal», confesó, revelando cómo en el competitivo mundo del espectáculo, las palabras pueden convertirse en un arma de doble filo.
A pesar de estos momentos difíciles, Tinho ha encontrado un crecimiento personal. Su paso por «Operación Triunfo 2025» no solo lo posicionó entre los finalistas, sino que le enseñó que la lucha contra las inseguridades es parte del viaje de cualquier artista. Ahora, con una mirada hacia el futuro, el gallego espera aprender y crecer, no solo como cantante, sino también como persona.
En resumen, su experiencia en el programa ha sido un viaje de luces y sombras, donde el triunfo en el escenario ha estado acompañado de la búsqueda de una mayor confianza en sí mismo. Así, Tinho Vaamonde no solo emerge como un competidor destacado, sino como un reflejo de las luchas que enfrentan muchos jóvenes al perseguir sus sueños en un mundo que a veces puede ser implacable.

















