Anochece en Calzada de Calatrava (Ciudad Real) y en las calles se empieza a oír un tintineo. Son las campanillas que tocan varias parejas de mujeres que, a la luz de los faroles con los que se iluminan, recorren la localidad con cestillos para recoger limosnas de los vecinos.
Se trata de vecinas que, normalmente en cumplimiento de una promesa, recrean una de las tradiciones más singulares de la Semana Santa calzadeña, el Pecado Mortal, una costumbre antigua cuya colecta se entrega a la Iglesia para que se digan Misas por la salvación de las almas del Purgatorio.
Aunque parece ser que sus orígenes se remontan a las antiguas ordenanzas de 1761 de la Hermandad del Santísimo Cristo Salvador del Mundo, Patrón de la localidad, que obligaban a los tres Mayordomos siguientes al más anciano a salir los domingos y fiestas del año por la noche a salir a pedir, con su campanilla y linternas y diciendo en voz alta: “Ay quien de limosna para decir Misas, y azear bien por los qe están en pecado mortal por amor de Dios…”, la creencia popular ha forjado su propia leyenda, la del espíritu de una joven que murió en pecado mortal y que se aparecía cada Miércoles de Ceniza con una campanilla.
Una de las partes de este ritual son las ‘oraciones’ que se recitaban y que actualmente se han perdido. “Si las ánimas benditas/ llegaran a tus umbrales/ dale limosna devoto/ porque pueden ser tus padres”. Se trata de una especie de coplas, “Por la noche un fuerte grito,/ el corazón me devora,/ ¡no hay quien se apiade de mi!,/ dice el ánima más sola”, que se intercalan entre este estribillo: “Para los que están/ en pecado mortal,/ para hacer bien/ y decir misas”.
Noche cerrada en Calzada de Calatrava. Y de nuevo un sonido, un lamento de dolor, rompe el silencio en las calles. El traqueteo de las ruedas y tres toques de tambor anuncian que va a empezar a sonar la Bocina, un instrumento único y singular que con su lúgubre quejido invita a los que la escuchan a la oración interior.
Desde el Miércoles de Ceniza y durante todos los días de Cuaresma, todas las noches y sin faltar a la cita, el Pecado Mortal y la Bocina se erigen en protagonistas y anunciadoras de la Semana de Pasión calzadeña, dando identidad propia a una de las Semanas Santas más singulares del país.
La Bocina es un tubo de madera troncocónico de 2,5 metros cuyo origen se remonta a las trompetas de dolor y bocinas del mundo romano, que son adoptadas por la tradición cristiana como bocinas de dolor ante la muerte de Cristo.
En el caso de Calzada, se tiene constancia de su uso ya en los albores del siglo XVII, concretamente con los primeros documentos que atestiguan la actividad de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuyos hermanos y hermanas custodian el instrumento y lo acompañan en cortejo en sus salidas
“Hay constancia de que en esta época, nuestra Hermandad ya procesionaba por la calles de Calzada, eso sí, solamente en Jueves y Viernes Santo. En aquellos años, la Hermandad, además de procesionar, realizaba actos de caridad con los más necesitados y daba sepultura a los cofrades fallecidos”, afirma el presidente de esta Hermandad conocida popularmente como los ‘Negrillos’, Rafael García.
Actualmente, la Bocina, además de durante los días de Cuaresma, también procesiona en el Vía Crucis del Miércoles Santo acompañando a Jesús Cautivo, haciendo sonar su característico tono antes y después de cada una de las 14 estaciones, así como en la Madrugada de Viernes Santo y en la procesión del Santo Entierro de Viernes Santo por la tarde, en señal de “dolor” y “sufrimiento” por el padecimiento y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
De hecho, la procesión del Vía Crucis del Miércoles Santo con la Bocina es uno de los hitos destacados en la Ruta de la Pasión Calatrava, un itinerario de cinco días de duración –desde el Miércoles Santo hasta el Domingo de Resurrección– por las principales actividades desarrolladas en diez pueblos calatravos. Este viaje, en el que lo religioso se funde con lo profano, es un acontecimiento realmente singular en el que destaca también otra de las particularidades de la Semana Santa calzadeña, el Juego de las Caras de Viernes Santo.
La Bocina actual, fechada en el último tercio del siglo XX, fue realizada de manera artesanal por Claudio Caballero y José Sánchez, históricos miembros de los ‘Negrillos”. Tocarla no es fácil. “Los hermanos y hermanas, que tienen el honor y la responsabilidad de tocar la Bocina con tanta pasión y delicadeza, han adquirido la sabiduría a lo largo de los años, y para poder continuar con esta centenaria tradición, desde la Hermandad hemos organizado una escuela para transmitir este conocimiento a las nuevas generaciones”, explica Rafael García.