El Partido Libertad y Refundación (Libre), que se encuentra en el Gobierno de Honduras y se posiciona hacia la izquierda, ha declarado que “no reconoce” los resultados de las elecciones generales del pasado 30 de noviembre. La acusación de fraude se centra en una supuesta injerencia del presidente estadounidense, Donald Trump, quien, según la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, utilizó tácticas de coacción para influir en el voto, como amenazar con interrumpir las remesas si se apoyaba a su partido.
Moncada argumenta que el sistema de transmisión de resultados fue manipulado, señalando que no se usaron medidas de seguridad esenciales y que se registraron múltiples anomalías. De acuerdo con su relato, el conteo de actas presenta una cantidad inusitada de irregularidades, incluyendo actas sin respaldo biométrico y un flujo de información que se interrumpió de manera constante durante el proceso electoral. Este escándalo ha llevado al partido a exigir la nulidad de los comicios y a programar movilizaciones para denunciar lo que consideran un “golpe electoral en curso”.
Además, el partido Libre ha indicado que llevará sus denuncias a organismos internacionales como Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos. El contexto de las elecciones ha sido marcado por la polarización y el descrédito hacia el Partido Nacional, respaldado por Trump, que, según Libre, busca perpetuar un sistema que atenta contra la soberanía del pueblo hondureño. En medio de este ambiente tenso, las movilizaciones ciudadanas podrían convertirse en el escenario principal de una lucha por la legitimidad electoral en el país.
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