Hace 10 años, la abdicación de Juan Carlos I marcó el final de una era y el inicio del reinado de Felipe VI en un contexto de crisis.
El 18 de junio se conmemoran diez años desde la abdicación del rey Juan Carlos I. Desde entonces, la Casa Real ha intentado dejar atrás los escándalos que rodearon al emérito. Felipe VI ha buscado limpiar la imagen de la monarquía en España, destacando el reciente protagonismo de la princesa Leonor.
Sin embargo, la figura de Juan Carlos sigue siendo tema de debate. Esta semana, en el Ateneo de Madrid, se celebró un coloquio sobre la abdicación, con la participación de Rafael Spottorno, jefe de la Casa Real entre 2011 y 2014, y Elena Valenciano, ex vicesecretaria del PSOE. El evento permitió analizar las circunstancias que rodearon la abdicación y cómo estas han influido en la percepción pública de la monarquía.
La participación de Letizia y Felipe en la abdicación
Spottorno reveló que Juan Carlos meditó mucho antes de abdicar. A pesar de su firme convicción de que “los reyes se mueren, no abdican”, problemas de salud y escándalos precipitaron su decisión a finales de febrero. Spottorno lideró el equipo que organizó el anuncio, involucrando a Felipe y Letizia.
Letizia, a pesar de su relación complicada con la familia real, apoyó a Felipe en el proceso, destacando su compromiso con el futuro de la monarquía. La participación activa de Letizia en el proceso subrayó su papel crucial en la modernización de la Casa Real y su esfuerzo por adaptar la monarquía a los tiempos actuales.
El “fin de ciclo” que provocó la abdicación
El anuncio de la abdicación llegó en un momento de crisis política y económica. Valenciano recordó las elecciones al Parlamento Europeo que mostraron la pérdida de apoyo a los grandes partidos y el auge de Podemos. La Casa Real, preocupada por su prestigio, veía cómo la popularidad de Juan Carlos se desplomaba mientras Felipe ganaba apoyo. Spottorno mencionó también otros factores, como el inminente cambio de liderazgo en el PSOE y el auge del independentismo en Cataluña, que contribuyeron a un “ambiente enrarecido”.
Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, figuras clave del gobierno y la oposición, también jugaron roles cruciales en el proceso de abdicación. La colaboración del PSOE fue considerada esencial para asegurar una transición estable, a pesar de que el PP tenía mayoría absoluta en el Congreso. Este detalle subraya la naturaleza delicada y cuidadosamente gestionada del proceso, buscando minimizar cualquier conflicto interno o externo.