La Santa Sede designa a Alejandro Arellano Cedillo como comisario plenipotenciario para determinar el futuro de Torreciudad, gestionado por el Opus Dei
El Papa Francisco ha decidido tomar el control del santuario de Torreciudad, nombrando a Alejandro Arellano Cedillo, decano del Tribunal de
la Rota Romana, como comisario pontificio plenipotenciario. Este nombramiento coloca a Arellano al frente de la supervisión del emblemático
santuario del Opus Dei en Huesca, tras la solicitud del obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, para que la Santa Sede intervenga.
La intervención de Arellano otorga a la Santa Sede autoridad para investigar y tomar decisiones sobre el futuro de Torreciudad, tanto a nivel
administrativo como económico. Desde este momento, Arellano tendrá acceso a toda la documentación financiera del santuario, abriendo la puerta a
posibles reformas y cambios en su gestión, un asunto delicado para el Opus Dei, que ha controlado Torreciudad desde su inauguración en 1975.
El conflicto entre la diócesis y el Opus Dei
Torreciudad es un santuario de gran relevancia histórica y espiritual para el Opus Dei, que fue fundado por Escrivá de Balaguer como un símbolo de gratitud hacia la Virgen por una
curación milagrosa que experimentó en su infancia. El santuario ha atraído a miles de peregrinos cada año, generando importantes ingresos, pero las tensiones entre la diócesis y el
Opus Dei comenzaron cuando la diócesis cuestionó la gestión económica del lugar. Un convenio firmado en 1962 establecía una aportación simbólica de la Obra, pero los ingresos
obtenidos por el santuario superan con creces esa cantidad, generando una recaudación de 1,2 millones de euros solo en 2022.
El conflicto se intensificó cuando la diócesis solicitó un canon por peregrino, que podría oscilar entre los 5 y 25 euros, lo que representaría entre medio millón y cinco millones de
euros anuales. Además, la diócesis pidió que el Opus Dei propusiera una terna para elegir al nuevo rector del santuario, con el objetivo de que este trabajara en coordinación con
sacerdotes diocesanos. Estas exigencias fueron el detonante de la intervención del Vaticano.
El futuro de Torreciudad bajo la supervisión del Vaticano
La decisión del Papa Francisco de intervenir en Torreciudad, delegando en Alejandro Arellano, sugiere un esfuerzo por encontrar una solución duradera y justa en este conflicto.
La designación de Arellano, cercano al obispo de Barbastro-Monzón, parece validar las demandas del obispo y podría derivar en importantes cambios en la gestión del santuario,
que hasta ahora ha estado en manos exclusivas del Opus Dei. Aunque el Opus ha mostrado su disposición a colaborar con la Santa Sede, esta intervención marca un punto de
inflexión en la relación entre la diócesis y la Obra.
A medida que el comisario pontificio avanza en su investigación y toma decisiones ejecutivas, el futuro de Torreciudad podría alinearse más con las directrices de la diócesis y del Vaticano.
Mientras tanto, el santuario sigue siendo un importante centro de peregrinación, con un potencial aún mayor si se materializan los planes para su expansión.