El papa Francisco sufre de una condición estable pero compleja tras 29 días hospitalizado en el Gemelli de Roma por complicaciones respiratorias, según fuentes vaticanas. Durante el día, requiere de altos flujos de oxígeno a través de cánulas nasales, mientras que por las noches se apoya en una ventilación mecánica no invasiva. A pesar de la gravedad, su salud se mantiene estable, permitiendo así que los partes médicos sobre su evolución sean emitidos cada dos días.
En un gesto de solidaridad y oración, este viernes se celebrará una misa en la capilla Clementina del palacio pontificio, presidida por el secretario de Estado, Pietro Parolin. A este acto asistirán los embajadores acreditados ante la Santa Sede, uniéndose en plegarias por la recuperación del pontífice. Este evento ocurre en un momento significativo, justo cuando el Papa, que recientemente celebró su duodécimo aniversario de pontificado, sigue luchando por su salud.
El jueves, un pequeño acto sorpresa tuvo lugar en el apartamento privado del Papa dentro del hospital, donde los sanitarios le llevaron una tarta con velas para conmemorar el aniversario de su elección como el primer pontífice latinoamericano. Francisco, de 88 años, ha estado batallando contra una neumonía bilateral y otros problemas respiratorios desde el 14 de febrero.
Aunque su situación ha sido descrita como mejorable y respondiendo bien a la terapia, no hay una fecha estimada para su alta hospitalaria. La atención que recibe se enfoca en fisioterapia respiratoria y motora, y aunque internado, el Papa ha seguido los ejercicios espirituales de la Curia Romana por televisión, un indicativo de su compromiso continuo con sus deberes, incluso en tiempos de adversidad.
Este prolongado periodo de hospitalización ya marca un récord en la estancia hospitalaria del Papa Francisco, igualando los 28 días que Juan Pablo II pasó hospitalizado en 1994. A medida que Francisco sigue en recuperación, la comunidad internacional mantiene sus esperanzas y oraciones por su pronta y completa recuperación.
