El antiguo palacete de la Cruz Roja, situado en la ronda de Ciruela de Ciudad Real, ha reabierto sus puertas este miércoles como un moderno Centro de Atención Integral a Mujeres Víctimas de Violencia Sexual, tras haber estado al borde de la ruina durante varios años. Este proyecto ha sido promovido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y ha contado con una inversión de 2,7 millones de euros para su rehabilitación, convirtiendo así este emblemático edificio en un recurso pionero en la atención a mujeres que han sufrido violencia sexual.
La inauguración del nuevo centro ha sido presidida por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien ha estado acompañado por diversas autoridades, entre ellas el vicepresidente segundo, José Manuel Caballero; la consejera de Igualdad, Sara Simón; y el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, así como el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares. García-Page ha destacado la labor del equipo arquitectónico que ha liderado la rehabilitación, los hermanos Luis y Antonio García, a quienes agradeció su atención al detalle.
El presidente regional también hizo un homenaje a quienes defendieron la importancia del edificio en el pasado, mencionando al expresidente José María Barreda y a otros miembros de su gobierno que enfrentaron dificultades legales durante el mandato de María Dolores de Cospedal. García-Page subrayó que este proyecto no solo rescata el patrimonio arquitectónico, sino que también crea un recurso esencial para combatir la violencia sexual, situando el contenido del centro por encima de su continente.
El vicepresidente segundo, José Manuel Caballero, expresó su satisfacción por el avance de las inversiones de la Junta en Ciudad Real, que forman parte del Plan de Modernización de la capital. Caballero enumeró otros proyectos en marcha, como la construcción de una nueva Ciudad Administrativa y una pasarela ciclopeatonal que conectará Miguelturra con la ciudad.
El palacete de la Cruz Roja, que había estado en el centro de controversias políticas y luchas legales durante años, ha completado su transformación de un edificio casi en ruinas a un símbolo de protección social. Desde su posible demolición en 2006, el edificio ha pasado por múltiples etapas de litigios y paralizaciones, hasta que en 2008, la Junta adquirió el inmueble para evitar su ruina.
Finalmente, en noviembre de 2022, García-Page presentó el plan de rehabilitación que ha llevado a cabo su finalización en un año. Hoy, el antiguo palacete está listo para ofrecer servicio a las víctimas de violencia sexual, marcando un importante paso en la lucha contra esta lacra social.
