En un acto que pareció sacado de una obra clásica de despedida, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ejerció su derecho al voto anticipado este lunes en New Castle, Delaware, marcando un simbólico adiós al escenario político que ha sido su hogar durante décadas. La frase «Joe Biden deposita la papeleta en la que había querido estar» encabezó la cobertura de CNN, sugiriendo no solo el acto de votar sino también el cierre de un capítulo personificado en la figura de Biden.
El trayecto político de Joe Biden es el epítome del sueño americano, incrustado en la perseverancia y el anhelo de alcanzar la Casa Blanca, un objetivo que le ha costado casi medio siglo de esfuerzo y dedicación. Pasando 36 años en el Senado de los EE.UU., Biden no solo ha representado la quintaesencia del senador estadounidense con miras presidenciales, sino también un relato de ambición que muchas veces se tomaba a ligera entre sus colegas legisladores.
Sin embargo, la consumación de este sueño y llegar finalmente a ser presidente no ha eliminado las tensiones y desafíos, convirtiendo la campaña para una reelección en una serie de eventos que muchos en su círculo cercano perciben como un apartamiento no deseado. A pesar de haberse mostrado colaborativo en ciertos aspectos de la campaña de su vicepresidenta, Kamala Harris, se reporta una especie de reticencia por parte de la campaña de Harris hacia Biden, manteniéndolo a una distancia prudente y gestionando las diferencias estratégicas respecto a su predecesor.
Este distanciamiento tiene sus raíces en múltiples factores, incluyendo filtraciones de miembros del gabinete de Biden sobre la preparación de Harris y la percepción de un poder agarrado con recelo. Sin embargo, a pesar de estos reveses y la percepción pública de una Casa Blanca fragmentada, Harris ha logrado ascender en las encuestas y presentarse como una candidata viable contra la figura omnipresente de Trump en el espectro político estadounidense.
Reflejando sobre la larga trayectoria de Biden y su inquebrantable determinación, su historia ha sido tan rica en experiencias personales como en involucramiento político. Desde las trágicas pérdidas familiares hasta los deslices en su carrera pública, Biden ha demostrado un carácter resiliente e irreducible. Aún así, al cierre de su presidencia, surgen interrogantes sobre el legado de su administración, así como sobre quién será su sucesor, dejando en el aire si el próximo en ascender será su propia vicepresidenta o si el país verá el retorno de Donald Trump.
Como «Amtrak Joe» transcurre sus días finales en el poder, su futuro parece contener más reflexiones sobre los logros y las heridas abiertas de su gobierno. Pero sea cual sea el balance de su mandato, Joe Biden dejará una marca indeleble en la política estadounidense, caracterizada tanto por su empatía como por su incansable búsqueda de un ideal democrático.