Este miércoles, el Museo del Louvre volvió a abrir sus puertas, marcando el primer día de visita tras el robo de un selecto grupo de joyas ocurrido el domingo. A primera hora, cientos de personas aguardaban frente a la emblemática pirámide del museo, ansiosos por redescubrir sus obras maestras. Sin embargo, el acceso a la Galería de Apolo, donde se produjo el incidente, permanecerá cerrado indefinidamente, aseguraron las autoridades del museo.
El robo fue audaz: un grupo de cuatro ladrones, equipados con una camioneta y herramientas profesionales, entró al museo a través de un balcón, rompiendo vitrinas y llevándose nueve valiosas piezas, incluidas joyas históricas de un valor estimado en 88 millones de euros. Durante su fuga, los delincuentes perdieron una de las piezas más destacadas, la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo.
El ministro del Interior, Laurent Nuñez, se mostró optimista sobre la recuperación de las joyas robadas y la captura de los responsables, destacando que más de cien investigadores están en la búsqueda. Aunque el sistema de alarma funcionó correctamente, los tiempos de respuesta fueron cuestionados, lo que llevó al debate sobre la seguridad del museo. Este acontecimiento ha dejado una profunda preocupación en la comunidad, tanto por el valor material de las joyas como por su relevancia cultural e histórica.
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