El Misterioso Viaje de Una Valiente Niña Marroquí: Un Relato Conmovedor desde Ceuta

En un sorprendente giro de los eventos habituales en Ceuta, los agentes de la policía de esta ciudad autónoma española se encontraron frente a un caso que difiere de la norma. Un sábado reciente, una niña de 12 años, argelina de nacimiento pero de acento marroquí, sorprendió a todos al afirmar que había nadado sola desde Marruecos hasta Ceuta. La travesía por mar, una ruta frecuentemente utilizada por menores varones que intentan entrar a la ciudad bordeando los espigones, raramente cuenta con la presencia de chicas entre sus filas. Sin embargo, esta niña, que adoptó el nombre de Miryam para su protección, afirmó haber hecho el viaje en solitario, una hazaña metida en dudas por los agentes debido a su aparente falta de condiciones físicas para tal esfuerzo.

A lo largo de la última semana, Ceuta ha sido testigo del arribo de 10 menores varones que intentaron la peligrosa travesía. Sin embargo, la llegada solitaria de Miryam puso en alerta a las autoridades que, a pesar de sus reservas sobre la veracidad de su relato, siguieron el protocolo habitual activando el mecanismo de identificación y entregándola al área de menores que ahora se encarga de su cuidado. La joven, más tarde, reveló a sus compañeras en el piso tutelado que comparten, que sus padres habían pagado por su viaje con la esperanza de reunirla con un primo que ya se encontraba en Ceuta en un centro de acogida.

Este incidente destapa la compleja red de tráfico y las arriesgadas decisiones familiares detrás de la migración irregular. Fuentes policiales señalan que personas de confianza, probablemente sus padres, la llevaron hasta Castillejos, una ciudad marroquí cercana a Ceuta, donde fue escondida en un vehículo con doble fondo, una práctica no tan inusual en los intentos de cruzar la frontera hacia la ciudad autónoma. Según estimaciones, el coste de este peligroso viaje rondaría los 5.000 euros, una suma considerable para una familia del Rif.

Actualmente, Miryam se suma a las escasas ocho niñas entre el contingente de menores no acompañados bajo tutela en Ceuta, lo que representa apenas un 1,55% del total. Este caso singular no solo pone de relieve la vulnerabilidad de los menores en situaciones de migración irregular sino también la presión extraordinaria que tales movimientos ponen sobre la capacidad de Ceuta para manejar esta crisis humanitaria. Ceuta se enfrenta a la llegada no solo de menores sino de un total de 2.162 inmigrantes en lo que va del año, destacándose un incremento dramático en comparación con cifras pasadas. La ciudad, que destina cerca de 10 millones de euros al año en cuidado y protección de menores, se ve en una situación límite que demanda atención urgente.

Con el creciente número de llegadas, Ceuta se consolida como un punto crítico en el mapa de la migración irregular hacia Europa, levantando preguntas sobre las políticas de acogida y repatriación, y poniendo en jaque la cooperación entre España y Marruecos en cuanto a control migratorio. El caso de Miryam, lejos de ser aislado, es un espejo de las complejas dinámicas y los retos humanitarios que enfrenta la región, marcando un llamado a la acción para todas las partes involucradas.

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