«El líder talibán exige erradicar el nepotismo en su cúpula de poder de manera inmediata»

Hibatulá Ajunzadá, líder del movimiento fundamentalista talibán, ha emitido una orden a todos los ministros y directores de las autoridades de facto en Afganistán, instándoles a evitar cualquier forma de nepotismo en la contratación de personal y exigiendo el cese de aquellos responsables que hayan sido seleccionados a través de prácticas nepóticas.

Esta nueva directriz se produce en medio de la reestructuración gubernamental y la creciente demanda de empleo en Afganistán, tras la toma del poder por parte de los talibanes en agosto de este año. La orden tiene como objetivo asegurar que el proceso de contratación sea justo y transparente, así como promover la meritocracia en el gobierno y todas sus instituciones.

Según informes, Ajunzadá ha pedido a los ministros que tengan especial cuidado en la selección de funcionarios y empleados, enfocándose en sus habilidades y logros profesionales en lugar de sus conexiones familiares o de amistad. Además, el líder talibán ha mandatado que cualquier persona que se haya enterado de haber alcanzado su posición a través de prácticas nepóticas debe ser reemplazada de inmediato.

Este movimiento es un intento de AJunzadá de abordar los problemas sistémicos de corrupción y nepotismo que han plagado al gobierno afgano durante años. Estos problemas han sido citados como uno de los principales factores detrás de la rápida caída del gobierno respaldado por Occidente ante los talibanes en agosto de 2021.

Además, la orden también ilustra cómo los talibanes están tratando de transformar su imagen y ganar legitimidad tanto dentro como fuera del país. Desde su toma del poder, han prometido formar un gobierno inclusivo y resolver los numerosos desafíos que enfrenta Afganistán, entre ellos la corrupción, la inseguridad y la desastrosa situación económica.

Sin embargo, también se han reportado casos de respuestas represivas y acciones violentas por parte de los talibanes, lo que ha llevado a los críticos a cuestionar su compromiso real con la reforma y el cambio. Algunos pueden ver esta orden como un intento de simplemente mejorar su imagen pública en lugar de abordar problemas fundamentales.

En cualquier caso, habrá que esperar para ver cómo se aplica realmente esta nueva directriz en la práctica y si conduce a cambios significativos en el proceso de contratación en Afganistán. En un país que enfrenta retos enormes en términos de seguridad, desarrollo y bienestar social, es crucial para el nuevo gobierno talibán demostrar su voluntad y capacidad para abordar estos desafíos de manera efectiva y con integridad.

En conclusión, la reciente orden de Ajunzadá contra el nepotismo puede interpretarse como un intento de abordar uno de los problemas fundamentales del gobierno afgano anterior, y una forma de mejorar la imagen del nuevo régimen talibán. Sin embargo, queda por verse si se traducirá en resultados tangibles para el país y su gente. Como en muchas otras áreas, las acciones del gobierno talibán en este frente tendrán un impacto profundo en el futuro de Afganistán y su relación con la comunidad internacional.

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