La situación en Palestina se agrava este otoño, con la guerra en Gaza desencadenando una intensificación de la colonización en Cisjordania. Desde el inicio del conflicto, se han establecido 116 puestos de avanzada ilegales, impulsados por el gobierno de Benjamin Netanyahu, que no solo los permite, sino que los financia. Estos asentamientos, habitados por un grupo radicalizado de israelíes, han generado una escalofriante atmósfera de violencia, alentada por la ideología de la “Juventud de las Colinas,” que no escatima en ataques contra la población palestina.
Recientemente, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha documentado 264 agresiones de colonos israelíes contra palestinos en octubre, lo que representa un alarmante récord de ocho incidentes diarios. A medida que la violencia ha alcanzado niveles nunca antes vistos desde que se inició el conteo de estas agresiones en 2006, las voces de protesta dentro del mismo gobierno israelí han comenzado a emerger, condenando por primera vez las acciones de estos grupos radicales, lo cual indica un posible cambio de postura gubernamental ante el aumento de la violencia.
Sin embargo, el contexto político sigue siendo complicado. Con figuras prominentes del gobierno asociadas a la promoción de asentamientos, como el ministro de Seguridad Nacional y el ministro de Finanzas, es incierto si los recientes llamados a la ley y al orden podrán materializarse en acciones efectivas. Expertos sugieren que las medidas hasta ahora adoptadas parecen más un intento de gestionar la percepción pública que un verdadero compromiso por erradicar la violencia de los colonos, evidenciando la compleja relación entre el gobierno israelí y los asentamientos ilegales que continúan proliferando en Cisjordania.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí
