En una decisión definitiva para el futuro de Europa, Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo y exprimer ministro italiano, ha entregado un informe que sacude los cimientos de la Unión Europea (UE), expuesto en una conferencia de prensa reciente. Encargado por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el documento marca un antes y un después en la hoja de ruta de la UE, estableciendo que es hora de transformaciones audaces para asegurar la continuidad de sus valores fundamentales: prosperidad, equidad, libertad, paz y democracia dentro de un marco sostenible.
El informe destaca la necesidad crítica de una inversión anual de aproximadamente 800.000 millones de euros, alrededor del 4,7% del PIB de la UE, para abordar los retos del bloque. Esta cifra eclipsa los niveles de inversión vistos desde los años sesenta y setenta y exige un salto en la inversión del PIB de la UE del 22% actual al 27%. Según Draghi, sin un aumento significativo en la productividad, Europa se enfrentará a una disyuntiva peligrosa: no podrá liderar en tecnología, sostenibilidad, o mantener su independencia en la escena mundial sin recortar sus aspiraciones sociales.
Draghi enfatiza la imperiosa necesidad de que Europa asuma riesgos y adopte políticas audaces para no perder su soberanía e independencia. El informe señala tres áreas críticas de enfoque: cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos y China, liderar en la transición hacia una industria limpia y descarbonizada, y reforzar la seguridad económica y tecnológica frente a dependencias externas, especialmente de Asia.
La dependencia de China, en particular, es un dilema subrayado por Draghi. Si bien cooperar con China podría ser el camino más eficiente para cumplir los objetivos de descarbonización de la UE, también plantea un riesgo para las industrias productivas europeas, especialmente en tecnología limpia y automoción. Adicionalmente, con el declive de la estabilidad geopolítica, la UE debe reforzar su economía para evitar vulnerabilidades ante coacciones externas.
Para enfrentar estos desafíos, Draghi propone una estrategia doble: impulsar la inversión pública para fomentar igualmente la inversión privada y reformar la UE para incrementar su capacidad fiscal, permitiendo así mayor inversión pública. La Unión debe avanzar hacia una mayor cohesión en su Unión de Mercados de Capitales y reformas estructurales para mejorar la productividad.
No obstante, Draghi también advierte sobre obstáculos significativos para implementar estas transformaciones, destacando la falta de acción consecuente con los objetivos declarados, el uso ineficiente de recursos y la falta de coordinación política. Llama a superar estas barreras mediante cambios en la gobernanza de la UE y a adoptar una nueva política económica exterior para preservar la libertad y seguridad de Europa.
Este llamado a la acción de Draghi, contemplado como una hoja de ruta para la próxima legislatura de Von der Leyen en la Comisión Europea, se posiciona como un momento crucial para el futuro de Europa. En un mundo cambiante y ante desafíos sin precedentes, el informe de Draghi presenta una visión audaz y radical para garantizar que la UE pueda seguir siendo un faro de sus valores fundamentales en el siglo XXI. La respuesta de los líderes de la UE a este llamado determinará el curso de la unión en las próximas décadas.
