Ana Rosa Quintana, un nombre sinónimo de televisión matutina en España, ha marcado su regreso triunfal al espacio que durante años consideró su reino. Desde el pasado 3 de febrero, las mañanas tienen nuevamente su firma, aunque esta vez, el escenario presenta nuevos y formidables competidores. La cadena, consciente de su valía, la convocó para retomar su liderazgo, inaugurando un horario que la coloca en directa competencia con pesos pesados como Silvia Intxaurrondo, Alfonso Arús y Susanna Griso.

En una reflexión sobre su vuelta al frente de «El programa de AR», Quintana compartió con FormulaTV sus sensaciones sobre estos iniciales días de emisión y su percepción de la competencia. Destacó que su principal competencia reside en los formatos de Televisión Española y Antena 3, cuyos contenidos se asemejan más a los suyos, mientras considera que el enfoque de Alfonso Arús pertenece a una categoría diferente, dada su singular propuesta.

Particularmente significativa fue su mención de Silvia Intxaurrondo, cuya labor en «La hora de La 1» ha revitalizado las audiencias del programa a cotas nunca antes vistas. Quintana, con un historial compartido con Intxaurrondo desde sus inicios, valoró enormemente su trayectoria y enfoque editorial, destacando su calidad comunicativa y su derecho a definir los contenidos de su programa conforme a su criterio.

No obstante, Quintana también abordó la cuestión de la percepción pública respecto a las líneas editoriales, resaltando una cierta dualidad de criterios cuando se compara su abordaje de la actualidad con el de sus competidores. A pesar de la divergencia en opiniones y la objetividad con la que asegura tratar la actualidad, siente que su enfoque es objeto de un escrutinio más intenso.

Uno de los puntos enfatizados por Quintana fue la importancia de discernir entre opiniones personales y la objetividad periodística. Asegura mantener una rigurosa objetividad al tratar las noticias, pese a que su editorial pueda reflejar su punto de vista personal. Defender la pluralidad en el ámbito de sus tertulias políticas, señala, es un pilar de su compromiso con un periodismo independiente, a pesar de las variadas reacciones que pueda suscitar entre el público.

La conversación dejó entrever no solo el respeto de Quintana hacia figuras emergentes como Intxaurrondo, sino también el debate perenne sobre la neutralidad en los medios. Con una competencia matutina cada vez más reñida, Quintana subraya el cambiante panorama televisivo, resaltando el elevado nivel de sus adversarios y la intensificación de la lucha por captar la atención de la audiencia. Su regreso no solo revive su legado, sino que también propone una nueva dinámica en la batalla por la preferencia de los telespectadores en las mañanas españolas.

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