En una emocionante y tensa aparición televisiva, Carlo Costanzia rompió su retiro mediático de 20 años con una intervención en el programa «De Viernes», emitido por Telecinco y comandado por Santi Acosta y Bea Archidona. Costanzia, conocido tanto por su vínculo con Mar Flores como por ser un personaje discretamente alejado de los focos, acudió al programa con el firme propósito de defender a sus hijos, Pietro y Rocco, frente a las duras acusaciones que se han vertido sobre ellos, incluido el grave cargo de presunto intento de asesinato.
La controversia llegaba a su punto álgido cuando Costanzia confrontaba al colaborador Alessandro Lequio, a quien acusó directamente de difamar a sus hijos. En este tenso intercambio, Carlo se despachó a gusto contra Lequio, no solo cuestionando su postura y comentarios sino también sacando a relucir aspectos oscuros del pasado del conde. «¿No lo puedo hacer yo o cómo funciona esto? Ha puesto a parir a mis hijos», manifestó Costanzia, visiblemente afectado pero decidido a no dejar piedra sobre piedra en su defensa.
A pesar de la audaz intervención de Costanzia, la presentadora Bea Archidona trató de moderar la conversación, subrayando la ironía de la situación al replicar a Carlo que, al igual que él se quejaba de que Lequio hablase de su familia, estaba incurriendo en el mismo comportamiento hacia el conde. Sin embargo, el argumento de Costanzia dejó temporalmente sin palabras a la presentadora, especialmente cuando señaló la aparente hipocresía en la cobertura mediática y en las figuras que se permiten criticar públicamente a otros.
El público presente en el estudio aplaudió intensamente las palabras de Costanzia, mostrando una clara empatía hacia su causa y la valentía de enfrentarse abiertamente a una figura como Lequio, así como al narrar la difícil situación que enfrentan sus hijos.
La intervención de Costanzia no solo destapó viejas rivalidades y conflictos dentro del panorama mediático español sino que también lanzó un mensaje inequívoco sobre la displicencia y los límites del debate público en lo que respecta a la vida privada de las personas, especialmente cuando involucra a menores de edad y acusaciones de alto calibre.
La entrevista concluyó entre aplausos pero también dejando varias preguntas en el aire sobre el tratamiento ético de ciertos temas en televisión y la responsabilidad de los medios y sus colaboradores al abordar y opinar sobre la vida de terceros. Este capítulo marca, sin duda, un antes y un después en la carrera mediática de Carlo Costanzia y posiblemente en la dinámica de los contenidos televisivos de debate y realidades familiares complejas.
