En Alemania, la discusión sobre la reducción de los días festivos ha cobrado fuerza. Bertram Brossardt, director general de la Asociación de Empresas Bávaras, lidera una corriente de opinión que sugiere eliminar al menos uno de estos días para fomentar la productividad. La propuesta sale a la luz en un momento donde la nación se enfrenta a un estancamiento económico, y la productividad alemana ha sido cuestionada por datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que revelan que los empleados alemanes trabajan menos horas anuales en comparación con sus vecinos europeos.
Esta idea gana terreno ante las necesidades económicas del país, sobre todo después de que el gobierno decidiera romper su famoso límite de endeudamiento para financiar un ambicioso plan en infraestructura y defensa. Tras calcular el impacto económico, eliminando un día festivo podría potenciar el PIB alemán en unos 8.000 millones de euros anuales. Sin embargo, la medida ha encontrado oposición entre sindicatos y la Iglesia, preocupados por el incremento de la carga de trabajo para los empleados.
Analistas como Clemens Fuest, del Instituto Ifo, argumentan que más allá del beneficio económico, hay otros factores a considerar. Los días festivos, particularmente aquellos que caen en jueves, a menudo llevan a los trabajadores a extender sus descansos, lo que puede descuadernar la productividad y la logística nacional. Aun así, la propuesta de Brossardt ha sido comparada con la reciente decisión en Dinamarca de eliminar el «Gran Día de la Oración» para financiar gastos en Defensa, una medida que inicialmente enfrentó resistencia pero fue finalmente implementada.
La discusión refleja una preocupación más profunda sobre el modelo laboral alemán y la necesidad de adaptarse a nuevas realidades económicas y sociales. Mientras algunos expertos sugieren esta medida como una solución, otros, como Marcel Fratzscher del Instituto Alemán de Investigación Económica, advierten que el déficit de mano de obra no se resolverá solo con trabajar más horas o reduciendo días festivos. Según Fratzscher, la solución real estaría en eliminar barreras para el empleo de mujeres, refugiados y otros extranjeros.
Este debate señala un posible cambio en la concepción del trabajo en Alemania, desafiando el estereotipo del alemán trabajador y poniendo en tela de juicio antiguos modelos laborales. La discusión está lejos de concluir, pero abre un importante diálogo sobre cómo equilibrar productividad, bienestar laboral y tradiciones en una de las economías más robustas de Europa.