El Hormiguero Domina las Noches frente a La Revuelta con su Magistral Audiencia

En la batalla por la audiencia televisiva, dos gigantes del entretenimiento español, «El hormiguero» de Pablo Motos y «La revuelta» de David Broncano, han vuelto a captar la atención del público, demostrando que la competencia entre ambos es más férrea que nunca, especialmente en un contexto en el que eventos deportivos como el fútbol ponen a prueba su liderazgo.

En la noche del jueves 19 de septiembre, a pesar de la interferencia del fútbol, «El hormiguero» logró alzarse como el programa más visto del día en Cataluña, una hazaña impresionante que llevó a Pablo Motos a alcanzar un 16,7% de share y atraer a una audiencia de 2.117.000 espectadores. Por otro lado, «La revuelta», conducido por David Broncano, no se quedó atrás, reuniendo a 2.016.000 televidentes y logrando un 15,6% de share, según datos facilitados por Fórmula TV.

La pugna entre ambos programas se hace particularmente evidente al observar su rendimiento por comunidades autónomas. En Andalucía, Galicia y Canarias, «El hormiguero» revela su dominio, superando en audiencia a «La revuelta». Sin embargo, la situación cambia drásticamente hacia el norte de España. En el País Vasco y Navarra, es David Broncano quien se corona líder, evidenciando la variada preferencia del público español.

Un aspecto destacable de esta rivalidad es cómo «La revuelta» ha logrado consolidarse entre el público joven y adulto joven, liderando con un impresionante 28,9% de share en la Comunidad de Madrid. Esta preferencia no es solo un reflejo de los gustos del público, sino también de cómo los contenidos se adaptan a diferentes franjas etarias.

Esta competición televisiva también se ve reflejada en el cariñoso guiño de Broncano a su rival, al hablar del minuto de oro de audiencia, demostrando que, pese a la rivalidad en pantalla, existe un respeto mutuo entre ambos comunicadores.

En resumen, la lucha por captar la atención del espectador español no conoce tregua. «El hormiguero» y «La revuelta» continúan su disputa por la supremacía televisiva, evidenciando que la competencia, lejos de desgastarse, se intensifica y renueva, adaptándose a las nuevas dinámicas de consumo y a las preferencias de un público cada vez más segmentado y exigente.

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