El Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Dirección General de Salud Pública y de su Servicio de Sanidad Alimentaria, ha puesto en marcha el Programa de Supervisión de Comedores Escolares, tal y como informó la consejera de Igualdad y portavoz, Blanca Fernández.
Este programa, que ha sido renovado por el Consejo de Gobierno, se basa en considerar la alimentación de la población infantil desde un punto de vista integral, generando líneas de actuación para potenciar los mecanismos que garanticen la provisión de alimentos anos, seguros y saludables, “en colaboración con las familias y la comunidad escolar a través de charlas y talleres informativos para que la alimentación en los comedores sea equilibrada a lo largo de todo el día”, ha informado Fernández. Además, ha destacado que de esta manera se consigue “que la alimentación para la población infantil y juvenil sea equilibrada también durante todo el año” y no sólo en el colegio.
Uno de los puntos fuertes de dio programa es la continuidad en el tiempo y la evaluación permanente, dando como resultado un proceso dinámico en el que se incorporan nuevas acciones y actividades a lo largo de los distintos años. De esta forma, se analiza por una parte las debilidades y fortalezas, y por otra, la potenciación de la iniciativa con el objetivo de alcanzar el objetivo final: prevenir enfermedades asociadas a la alimentación.
El programa se lleva a cabo a través de los Servicios Oficiales de Salud Públicas de las Delegaciones Provinciales de la Consejería de Sanidad, que desarrollan diferentes actividades relacionadas con la protección de la salud y la seguridad alimentaria.
Se aplica en todos los comedores escolares de los Centros de Educación Infantil (2º Ciclo), Primaria y Secundaria, así como en centros docentes no universitarios con servicio de residencia en Castilla-La Mancha, tal y como detalló la consejera de Igualdad y portavoz del Gobierno regional.
Con la continuidad del programa, desde su primera edición en el año 2009, se ha observado que se mantiene una evolución positiva en la corrección de incidencias tanto en el control de las condiciones higiénico-sanitarias de las instalaciones como en la documentación de planes para autocontrol y en los menús servidos a los escolares.
Fernández ha incidido en que se trata de “un proceso dinámico en el que se involucra a toda la comunidad escolar y que hay que seguir desarrollando por la alimentación de nuestras niñas y nuestros niños”.