Santorini, una de las joyas turísticas de Grecia ubicada en el mar Egeo, ha sido invadida por el pánico tras una serie de terremotos que han azotado recientemente la región de las Cícladas, dejando desolados sus famosos paisajes y calles pintorescas. Este domingo, la isla sintió dos nuevos temblores, ambos de magnitud 4,1, que acentuaron el terror entre residentes y turistas, llevando a imágenes desgarradoras de calles abandonadas y un éxodo masivo de la isla.
El primero de estos sismos se registró al noroeste de Anafi, una pequeña isla cerca de Santorini, a las 03:30 hora local, seguido por otro al noreste de Santorini a las 11:02, según informaciones de la prensa griega. Estos eventos no son aislados; en las últimas dos semanas, cientos de temblores han sacudido la región, precipitando una evacuación forzada y elevando los niveles de ansiedad sobre lo que puede venir después.
Las autoridades locales han puesto en alerta a la población ante el «alto riesgo» de deslizamientos de tierra en la caldera volcánica de Santorini, especialmente en Fira y Oia, donde el panorama de edificaciones blancas sobre acantilados azules es mundialmente famoso. La evacuación de estos lugares ha capturado la atención global, subrayando la magnitud del pánico que se ha apoderado de la isla.
Sismólogos y expertos están siguiendo la situación muy de cerca, y aunque la mayoría concuerda en que la posibilidad de un terremoto de magnitud superior a 6 en la escala de Richter sigue siendo baja, también han advertido que la actividad sísmica podía prolongarse por semanas o incluso meses. La principal preocupación radica en los posibles daños estructurales a las construcciones ubicadas sobre los acantilados, un símbolo icónico de Santorini.
La creciente actividad sísmica ha llevado a algunos a especular sobre la posibilidad de que, por primera vez en la historia registrada, podríamos estar presenciando la formación de un nuevo volcán en la isla. Costas Synolakis, un renombrado sismólogo, mencionó en declaraciones a la televisión pública griega ERT que los movimientos telúricos podrían estar señalando cambios significativos en el subsuelo de la isla, aunque aclaró que la formación de un cráter es un proceso que podría demorarse.
El análisis de Synolakis sugiere que estamos ante un proceso geológico que podría extenderse durante miles de años antes de culminar en la creación de una nueva estructura volcánica. El aumento de los fluidos magmáticos bajo la superficie de Santorini apunta a cambios geológicos de gran envergadura, que podrían resultar en más episodios sísmicos en el futuro.
A pesar de la preocupación evidente, Synolakis ha querido tranquilizar a la población, asegurando que la probabilidad de que se produzca un gran tsunami como resultado de esta actividad es baja. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de mantener una vigilancia constante sobre la evolución de la situación. Por ahora, más de 11.000 personas han decidido abandonar la isla, y las calles, una vez repletas de turistas, ahora muestran una imagen de desolación.
La incertidumbre prevalece en Santorini mientras los residentes y autoridades esperan con ansiedad los próximos pasos del fenómeno natural. La isla, conocida por sus impresionantes vistas y singular belleza, enfrenta uno de los desafíos más significativos de su historia reciente.