Durán sostiene que, a pesar de la competitividad inherente al fútbol, es crucial no perder el sentido del humor y la camaradería que este deporte puede fomentar. Este enfoque ha influido positivamente en la dinámica de su equipo, el Picón, y ha promovido un ambiente donde lo importante es disfrutar cada momento del juego. La capacidad de Durán para mezclar humor con deportividad se refleja en la forma en que lidera, fomentando un entorno en el que los jugadores se sienten motivados y felices.
Fuera del terreno de juego, Durán se ha establecido como una figura representativa del humor manchego, aunque él insiste en que el humor, como la mejor medicina, no tiene fronteras geográficas. Su filosofía de vida es un recordatorio vital en tiempos donde la seriedad a menudo puede ensombrecer la alegría y la sencillez de vivir. Agustín Durán, con su peculiar enfoque del fútbol y la vida, nos invita a repensar nuestras prioridades y a buscar siempre un motivo para sonreír, incluso en los momentos más competitivos.