El insomnio crónico ha experimentado un preocupante aumento en los últimos 20 años en España, según revela un estudio realizado por la Sociedad Española del Sueño (SES). En 1999, el 6,4% de la población sufría de esta afección, mientras que en 2023, ese número se ha más que duplicado, afectando al 14% de los españoles.
El estudio, liderado por el neurofisiólogo Manuel de Entrambasaguas, experto en medicina del sueño del Hospital Clínico de Valencia, revela que hasta 5,4 millones de españoles cumplen los requisitos para ser diagnosticados con insomnio crónico.
Los resultados del estudio se basaron en 2.243 entrevistas realizadas entre julio de 2018 y julio de 2019. De estas entrevistas, se consideraron válidas 2.115, excluyendo aquellas de personas que trabajan en turnos nocturnos, ya que sus patrones de sueño no eran extrapolables a la población general.
El estudio también revela que el insomnio afecta a un 43,4% de la población en alguna ocasión, especialmente a los adultos jóvenes de entre 18 y 34 años. El síntoma más común del insomnio es despertarse temprano, afectando más a los hombres que a las mujeres. Sin embargo, la dificultad para conciliar el sueño es menor en este grupo de adultos jóvenes.
Comparando estos datos con los de 1999, se observa un aumento «brutal» en la afectación del insomnio crónico en adultos jóvenes. Además, se estima que otro 4,8% de la población toma medicación para conciliar el sueño, pero no ha sido contabilizado en el estudio porque no presenta síntomas.
En cuanto al tratamiento de esta afección, el estudio revela que aproximadamente el 25% de los entrevistados que toman medicación para dormir continúan teniendo problemas para conciliar el sueño. Sorprendentemente, otro 18% de este grupo cree que no tendría problemas para dormir si deja de tomar la medicación, pero aún así continúa tomando.
Esto sugiere que existe una falta de control y seguimiento en el tratamiento farmacológico del insomnio, que además presenta «preocupantes» efectos secundarios en la población mayor, que es quien más consume estos medicamentos.
Cuando se le preguntó sobre las causas de este aumento en el insomnio crónico, Entrambasaguas mencionó un problema generalizado con el sueño y un déficit de sueño en la población. También destacó los cambios sociales y el mayor estrés al que están expuestos los jóvenes en la actualidad en comparación con hace 20 años.
En este sentido, señaló los horarios laborales, los trabajos en turnos rotativos y la conciliación familiar como factores que pueden influir en el sueño. En general, esta tendencia se observa en todos los países industrializados y se cree que el uso de dispositivos móviles antes de dormir también puede estar relacionado.
En cuanto a las posibles soluciones, De Entrambasaguas recomendó la terapia cognitivo conductual como la primera opción, por encima de la medicación. También se recomienda adoptar una serie de hábitos que promueven la higiene del sueño, como crear un entorno adecuado para dormir, establecer horarios regulares para acostarse y levantarse, y dedicar tiempo antes de acostarse a relajarse y tener conversaciones tranquilas.
La terapia también tiene como objetivo educar sobre el sueño fisiológico y fomentar conductas como asociar la cama únicamente con el sueño y limitar el tiempo pasado en la cama al tiempo real de sueño. Además, se recomienda la práctica de ejercicios de relajación y meditación.
En resumen, el aumento significativo del insomnio crónico en España durante los últimos 20 años plantea preocupaciones sobre la calidad del sueño de la población. Es fundamental tomar medidas para abordar este problema, tanto a nivel individual como a nivel social, promoviendo la terapia cognitivo conductual y adoptando hábitos que promuevan la higiene del sueño.
