El Rayo Vallecano enfrenta un nuevo contratiempo tras su derrota en Pamplona: la lesión de Luiz Felipe, un central clave cuyo historial de problemas musculares vuelve a generar preocupación en Vallecas
El Rayo Vallecano vivió una noche amarga en El Sadar, donde nuevamente no pudieron conseguir la victoria desde 2003, siendo superados 2-0 por Osasuna. La derrota se tornó más grave cuando Luiz Felipe, el nuevo central brasileño, se lesionó solo nueve minutos después de iniciar el encuentro. Un esfuerzo momentáneo terminó en un doloroso pinchazo que lo llevó a abandonar el campo. Su salida forzosa permitió el ingreso de Jozhua Vertrouwd, un jugador joven que hizo su debut en un escenario que, para el equipo, solo ofrecía desilusión.
El verdadero peso de la derrota, sin embargo, se reflejó en el semblante de Luiz Felipe, cuya expresión hablaba de una lucha más profunda que la competitiva. Las lesiones, que marcan la memoria de cualquier jugador, son ahora una sombra constante en su carrera. En la rueda de prensa, Íñigo Pérez, entrenador del equipo, mostró su preocupación al mencionar que podría tratarse de una «típica lesión estándar de 3 a 6 semanas», un periodo que la defensa del Rayo no puede permitirse en este crítico momento.
Un historial que no deja de pesar
A sus 28 años, Luiz Felipe había encontrado un nuevo hogar en Vallecas, pero su historial de lesiones continúa pesando sobre él. Su etapa en Arabia, donde estuvo más tiempo en la enfermería que en el campo, y su breve paso por Francia son recordatorios de una carrera marcada por la fragilidad. Ahora se enfrenta a la ardua tarea de recuperar la confianza mientras el Rayo tendría que decidir entre esperar su recuperación o buscar un reemplazo. El jugador, destinado a aportar solidez, se ha convertido en un símbolo de incertidumbre para el club, que ahora ve cómo el tiempo se convierte en un adversario más en su lucha por mantener la competitividad.
