En tiempos donde la sostenibilidad y el ahorro energético son protagonistas, el hábito de lavar ropa a bajas temperaturas ha ganado popularidad. Sin embargo, este enfoque puede ser problemático cuando se trata de toallas, según advierten expertos en cuidado textil. Aunque la idea de lavar a 30 o 40 grados Celsius parece atractiva para el bolsillo, podría no ser eficaz para garantizar la higiene necesaria.
Las toallas, piezas clave del hogar sometidas a un uso constante, requieren un cuidado especial. Lavarlas a temperaturas demasiado bajas no logra eliminar bacterias y gérmenes que proliferan en condiciones de humedad. Los especialistas recomiendan una temperatura de al menos 60 grados para asegurar una limpieza profunda que preserve, además, la frescura y el volumen de la tela.
Un estudio reciente destaca que, aunque el ahorro energético es crucial, no se debe comprometer la salud. Las toallas pueden albergar bacterias como el Staphylococcus aureus, poniendo en riesgo el bienestar de sus usuarios. En este contexto, las marcas de detergentes han comenzado a enfatizar la importancia de la temperatura adecuada en el proceso de lavado, mientras algunos sugieren el uso de productos que potencian el efecto a bajas temperaturas, sin garantizar resultados óptimos.
El desafío para la industria del hogar es encontrar un equilibrio entre ahorro y salud pública. Lo cierto es que, en el caso de las toallas, priorizar una temperatura de lavado más alta es fundamental para asegurarse de que no solo duren más tiempo, sino también que cumplan con las normas de higiene adecuadas. La próxima vez que se accione la lavadora, será vital recordar que el ahorro excesivo puede tener un alto costo.
















