En una decisión que ha suscitado amplias reacciones tanto a nivel nacional como entre distintos colectivos, Israel tomará en breve la medida de extender el período de servicio militar obligatorio de los actuales 32 meses a tres años completos. Esta determinación, avalada por el órgano de seguridad competente del país, responde a una estrategia de defensa calculada para sostenerse a lo largo de los próximos ocho años.
Sin embargo, el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel, una entidad comprometida con la salvaguarda de los principios democráticos, ha lanzado una señal de alarma ante lo que considera una ampliación injustificada de las cargas militares. La organización apunta a la existencia de 63.000 ciudadanos judíos ultraortodoxos, quienes siendo aptos para el servicio, permanecen fuera de las filas del ejército. Según Eliad Shraga, líder del movimiento, esta disparidad en el reclutamiento mina los fundamentos tanto legales como morales que justificarían el nuevo aumento en la duración del servicio.
La polémica surge en un contexto en que el Ministerio de Defensa, dirigido por Yoav Gallant, ha iniciado el envío de órdenes de reclutamiento a la comunidad haredí, siguiendo un fallo del Tribunal Supremo que insta a la integración de este sector en el ejército. Esta medida ha despertado una fuerte resistencia entre los haredim, quienes expresan profunda preocupación por el impacto que la incorporación militar podría tener sobre sus jóvenes, con el temor de que se distancien de sus tradiciones ultrarreligiosas.
Pese a la directiva del Ministerio, existe desde hace décadas una exención del servicio militar para aquellos jóvenes que se dedican a tiempo completo al estudio en las yeshivá, escuelas talmúdicas. Esta política de exención ha sido objeto de debate y controversia, sobre todo en tiempos de incremento de las tensiones militares, como las recientes escaladas en Gaza y la frontera con Líbano, situaciones que amenazan con llevar al ejército a una crisis de personal.
Aunque el Ministerio de Defensa ha notificado su intención de incorporar a los jóvenes haredim, las peculiaridades propias de este colectivo, tales como requerimientos dietéticos especiales y normas de convivencia con el sexo opuesto, necesitarán de una adaptación significativa por parte de las fuerzas armadas. Este proceso contempla la creación de unidades específicas que acomoden estas particularidades, aunque las previsiones indican que, para el año 2024, el número de reclutas haredim difícilmente superará los 3.000.
La extensión del servicio militar en Israel, por tanto, se sitúa en el cruce de una serie de dilemas de índole social, religioso y estratégico, evidenciando los desafíos que enfrenta el país para conciliar la defensa nacional con la cohesión interna de su diversa sociedad.