A las puertas de la gran final de «Drag Race España 5», el aire se llena de emoción y expectativa. Ana Locking y Supremme de Luxe, dos de las figuras más reconocibles del programa, reflexionan sobre un viaje que ha estado marcado por la creatividad y la autenticidad de las concursantes que han pasado por la pasarela este año. Locking, una de las jurados más queridas por el público, destaca la esencia de esta temporada: “Es una temporada donde la pasión supera los límites que nos imponemos.” Estas palabras no solo encapsulan una experiencia estética, sino que también nos hablan de exploraciones profundas en identidad y expresión personal.
Supremme, presentadora desde la primera temporada, comparte su asombro al ver el nivel de talento que ha emergido este año. “Hay gente que lleva muy poco haciendo drag, pero tiene muy clara su propuesta.” Las nuevas generaciones de drags no solo siguen el camino trazado por sus predecesores, sino que aportan innovaciones frescas que enriquecen aún más el panorama del drag en España. Es una evolución continua que refleja la diversidad cultural del país. Locking lo pone de manifiesto al señalar que “no es lo mismo una drag de Canarias que una de Barcelona”. Las raíces y experiencias individuales se entrelazan en un tapestry vibrante de relatos que resuena más allá de lo superficial.
Esta quinta edición también ha sido testigo de la fuerza de las historias que, en lugar de ocultar las sombras del pasado, las convierten en arte. “Hasta las cosas malas y oscuras, pasadas por el filtro drag, se transforman en arte”, añade Locking, subrayando la importancia de dar voz a narrativas que suelen permanecer en la penumbra. La conexión que estas historias generan con el público es palpable y significativa, lo que convierte a «Drag Race» en un espacio de identificación y reflexión para muchos.
Al recordar los momentos más impactantes de la temporada, ambas coinciden en resaltar un lip-sync entre Margarita y Satín. Fue un espectáculo tan emotivo que dejó a los jueces en una encrucijada. “Pensábamos que no se podía ir ninguna”, recuerda Supremme. La determinación del jurado en ese episodio marcó un punto de inflexión en la competición, una decisión que no solo enalteció a las concursantes, sino que también evidenció el compromiso del programa con la excelencia artística.
No es fácil ser juez de este espectáculo. Para Locking y Supremme, las deliberaciones pueden ser auténticas travesías emocionales, con apuestas tan ajustadas que a veces resulta necesario regresar a la sala de control para revisar imágenes y matices. “Hemos estado deliberando hasta 40 minutos o una hora”, comenta Supremme, subrayando la intensidad de la competencia y la seriedad con la que abordan su labor.
En un momento distendido de la conversación, ambas se permiten explorar lo lúdico: si fueran concursantes, ¿a quién interpretarían en un «Snatch Game»? Supremme opta por Concha Velasco, mientras que Locking elige a Charito, una figura que las divierte profundamente. Este sentido del humor, junto con su complicidad palpable, recuerda que, al final, detrás de cada seudónimo y cada actuación, hay personas que han forjado un espacio significativo en la cultura contemporánea.
Al llegar a la final, «Drag Race España» reafirma su posición como un altavoz para la diversidad y las identidades pluralistas que tan a menudo son subrepresentadas en la televisión. Esta temporada no solo ha sido un espectáculo visual; ha sido una celebración de la vida, de las historias que se cuentan y de las que aún están por venir. Con el anuncio de una sexta temporada y un segundo «All Stars» en el horizonte, queda claro que aún hay muchas reinas por descubrir y muchas historias por contar en la plataforma. Mientras haya voces y creatividad, el arte del drag en España continuará floreciendo, con la promesa de un futuro tan brillante como sus coloridos trajes.

















