El doctor Manuel de La Peña, reconocido gurú de la longevidad, es elegido por aclamación como nuevo presidente de Apacor

Cada año, en España, se registran cifras alarmantes relacionadas con las enfermedades cardiovasculares: aproximadamente 70,000 infartos agudos de miocardio y 120,000 ictus, según datos del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social. Lo que resulta aún más preocupante es que el 42% de la población española presenta una combinación de factores de riesgo, en su mayoría desconocidos por ellos mismos. La Organización Mundial de la Salud afirma que cada cinco segundos ocurre un infarto en el mundo, consolidando a las enfermedades del corazón como la principal causa de mortalidad a nivel global.

Frecuentemente, quienes han sufrido un infarto permanecen con miedo de que pueda repetirse. Sin embargo, muchas de estas recaídas se deben a que no adoptan las medidas médicas necesarias para proteger su salud cardiovascular. Estudios indican que más del 20% de los pacientes que atravesaron un ataque al corazón siguen fumando, el 40% presenta obesidad o sobrepeso, y alrededor del 60% no realiza ejercicio físico o no controla adecuadamente su colesterol o tensión arterial. Estas conductas elevan considerablemente el riesgo de sufrir un segundo infarto, situación que podría evitarse con mayor conciencia y adherencia a los tratamientos recomendados.

Recientemente, en una reunión significativa, la asociación de pacientes coronarios Apacor renovó su liderazgo. Manuel de la Peña fue aclamado como nuevo presidente, acompañado por un equipo de vicepresidentes y vocales que incluyen figuras de diversos ámbitos, desde la historia y la literatura hasta la ciencia política y el asesoramiento internacional. La elección de su nuevo consejo refleja el compromiso de la organización con la humanización de la atención y la educación en salud cardiovascular.

El doctor Manuel de la Peña, reconocido experto en cardiología y autor de numerosos libros sobre salud, frisa en cifras preocupantes al señalar que en España hay más de 10 millones de hipertensos y un millón con fibrilación auricular, ambas condiciones de alto riesgo para ictus. Recalca la importancia de promover la transferencia de conocimiento, especialmente en la población postinfarto, ya que muchos viven con miedo y presentan dificultades para seguir las pautas médicas. Entre las iniciativas propuestas está el fomento del voluntariado, la educación en autocuidado, y la rehabilitación cardíaca temprana, que permiten a los pacientes mejorar su calidad de vida.

Uno de los aspectos fundamentales que subraya el doctor es la importancia del diagnóstico precoz. Detectar síntomas como dolor en el pecho, sudoración excesiva, náuseas y vómitos a tiempo, junto con la realización de electrocardiogramas y análisis de enzimas cardíacas, puede ser decisivo para salvar vidas. Además, hace hincapié en que el 90% de quienes sufren un infarto ya presentaban factores de riesgo como niveles elevados de colesterol LDL y lipoproteínas a, que contribuyen al endurecimiento de las arterias y la formación de placas. El control adecuado de la hipertensión, la diabetes y la fibrilación auricular también resulta crucial para reducir la incidencia de estos eventos.

Por ello, la nueva etapa de Apacor se centrará en programas educativos que capaciten a los pacientes para gestionar su condición de manera autónoma. Desde aprender a administrar correctamente la nitroglicerina en emergencias, hasta el control de crisis hipertensivas y niveles de glucosa, el objetivo es empoderar a los pacientes y promover estilos de vida más saludables. La incorporación de tecnología, como las pruebas de imagen cardiaca —el Angiotac Coronario y la Resonancia de Estrés—, permitirá diagnósticos más precisos y tempranos.

Entre los planes futuros de la asociación destacan la publicación de la guía «Cuidando el corazón», la realización de cursos sobre cocina saludable para el corazón y actividades que promuevan el movimiento y la vida activa, como viajes saludables. Todo ello en busca de una medicina más humanizada y centrada en el paciente, que fomente un mayor conocimiento y control de su salud.

El compromiso de Manuel de la Peña y su equipo refleja una visión clara: que la prevención, la educación y la rehabilitación sean pilares fundamentales en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. Solo a través de estas estrategias podremos reducir las cifras de infartos e ictus, y mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan estos retos cada día.

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