El Despertar del Descontento: Raíces y Ramificaciones de la Ira Popular en la Encrucijada entre Rusia y la Unión Europea

Desde mediados de abril, la nación de Georgia ha vivido inmersa en una ola de protestas generalizadas, las cuales sacuden con fuerza las calles de su capital, Tiflis. Cada día, los ciudadanos se movilizan en masa para expresar su vehemente oposición a un controvertido proyecto de ley sobre «influencia extranjera» y exigir su total abolición. «En los 20 años que llevo cubriendo este país, no creo haber visto nunca una manifestación tan multitudinaria como la que tuvo lugar anoche en Tiflis», comentaba Régis Genté, corresponsal de France 24 en Georgia, marcando el gran impacto del movimiento actual en la sociedad georgiana.

El partido gobernante, Sueño Georgiano, reintrodujo sorpresivamente este proyecto de ley más de un año después de haber abandonado un borrador inicial que, en su momento, ya había generado masivas protestas. Inspirada en legislaciones rusas empleadas para reprimir la disidencia, la propuesta exige que cualquier organización que reciba más del 20% de su financiación del extranjero se registre como «organización que persigue los intereses de una potencia extranjera», enfrentando multas en caso contrario.

La ley ha sido defendida por el líder de facto del país, Bidzina Ivanishvili, quien argumenta que la «financiación no transparente de las ONG» es una herramienta para influenciar el gobierno georgiano desde el exterior. Aun así, durante las manifestaciones, se han visto grupos de contramanifestantes que apoyan la medida, resonando con el lema «Patria, lengua, ortodoxia».

El Parlamento ha mostrado su apoyo a la ley, con una votación de 83 a favor y 23 en contra. Sin embargo, se anticipa un veto por parte de la presidenta Salomé Zurabishvili, aunque el partido gobernante tiene los votos suficientes para anular dicho veto. Salomé Zurabishvili, una apasionada defensora de los lazos con la Unión Europea, ha expresado su oposición y apoyo a los manifestantes, quienes ven en esta ley una amenaza directa al proceso democrático y de integración europea de Georgia.

Críticos, tanto dentro como fuera de Georgia, ven en esta ley una estrategia para silenciar voces críticas y un paso hacia la influencia rusa, dado el modelo en el que se basa la legislación. Esto se traduce en una preocupación significativa respecto a las aspiraciones europeas de Georgia y su proceso democrático.

La situación en Georgia emerge en un momento crítico, a pocos meses de las elecciones legislativas de octubre, consideradas un importante indicativo del futuro democrático del país. Mientras la nación continúa navegando por aguas turbulentas dominadas por la crisis política y la disputa por su orientación geopolítica, la comunidad internacional y los ciudadanos georgianos permanecen vigilantes, esperando que sus voces sean escuchadas y que el camino hacia una mayor integración europea y democracia no se vea obstaculizado por legislaciones restrictivas.

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