El consumo de alcohol y su asociación cultural han atravesado generaciones, hilvanando una historia de excesos y estigmatizaciones que se remontan a siglos atrás. La relación de los ingleses con el alcohol, especialmente en destinos turísticos como Magaluf o Mykonos, se ha caracterizado por episodios de libertinaje que no son precisamente recientes. Cabe recordar las palabras del teólogo Jacques de Vitry en el siglo XII, quien catalogaba a los ingleses como «borrachos», en un mosaico de stereotypes nacionales que también incluía a franceses orgullosos y mujeriegos, alemanes furiosos y obscenos, y lombardos codiciosos y maliciosos.
La percepción de los ingleses ha evolucionado a lo largo de los años, siendo en el París medieval considerados como personas muy exigentes, destacados por sus modales y elegancia, pero no exentos de vicios, especialmente en lo que respecta al consumo de brandy. Este fenómeno ha perdurado hasta tiempos recientes, en los cuales los jóvenes británicos han sido descritos como en busca de bacanales, tal como lo señaló The New York Times al referirse al turismo en Mallorca.
No obstante, este panorama está cambiando drásticamente con la llegada de la generación Z, los nacidos a mediados o finales de los años 90, quienes se están inclinando hacia una «generación sobria y curiosa». Este cambio de actitud se refleja en la disminución del consumo de alcohol, con un 40% de esta generación limitando su ingestión y alrededor de una cuarta parte de los jóvenes entre 16 y 24 años optando por la abstinencia total. Este fenómeno se atribuye a una mayor prioridad hacia la salud y el bienestar, así como al deseo de evitar la vulnerabilidad y ansiedad asociadas al consumo de alcohol.
Las redes sociales también juegan un papel crucial en este cambio cultural, pues la preocupación por cómo pueden ser percibidos o inmortalizados en internet actúa como disuasivo para el consumo excesivo de alcohol. Este fenómeno contrasta marcadamente con el año 2004, conocido como «Peak booze», cuando el consumo de alcohol en el Reino Unido alcanzó su punto más alto en un siglo.
Hoy día, el mercado de bebidas sin o con bajo contenido de alcohol está en auge en el Reino Unido, representando actualmente 255 millones de libras y proyectando alcanzar 432 millones para 2027. Este cambio también se ve reflejado en la disminución del número de pubs, con más de 13.000 cierres desde el año 2000, lo que sugiere un cambio cultural profundo hacia la sobriedad.
El gobierno escocés, por su parte, está considerando medidas más estrictas para controlar la comercialización del alcohol, siguiendo el manual antitabaco, lo que podría significar una transformación radical en la percepción y consumo del alcohol en un futuro cercano. Este giro hacia la sobriedad no es exclusivo de los jóvenes, sino que refleja una tendencia creciente a través de todas las edades, evidenciando un cambio cultural significativo en la relación con el alcohol, quizás marcando el inicio de una nueva era de responsabilidad y salud pública.