El Dalai Lama Afirma que su Legado Continuará con un Sucesor: ‘La Institución No Terminará’

El líder espiritual de los tibetanos, el Dalai Lama, ha puesto fin a las dudas sobre el futuro de su institución al afirmar que sí habrá un sucesor tras su muerte. En un comunicado emitido este miércoles, el Dalai Lama reiteró su compromiso con la continuidad de la institución que ha perdurado durante seis siglos.

«Las personas implicadas deben decidir si las reencarnaciones del Dalai Lama deben continuar en el futuro», afirmó, recordando sus declaraciones de septiembre de 2011. A lo largo de estos años, ha recibido numerosas cartas que abogan por la continuación del linaje, una tradición profundamente arraigada en la cultura tibetana.

El Dalai Lama destacó que es fundamental consultar a los grandes lamas de las tradiciones del budismo tibetano, así como a los Protectores del Dharma, para determinar el proceso de búsqueda y reconocimiento del futuro Dalai Lama. Para él, esta responsabilidad recae exclusivamente en su oficina, el Gaden Phodrang Trust, dejando claro que «nadie más tiene autoridad para interferir en este asunto», haciendo una referencia implícita a las autoridades chinas.

Con casi 90 años, el Dalai Lama reside en Dharamshala, India, desde su exilio en 1959. Aunque previamente había insinuado que podría no haber un sucesor, su reciente declaración ilustra la importancia que da a la tradición y al clamor de su pueblo.

Sin embargo, la elección del nuevo Dalai Lama promete ser un terreno de disputa, especialmente con las autoridades chinas. Beijing ha dejado claro que el proceso debe ajustarse a las normativas del gobierno y ha enfatizado que la reencarnación debe llevarse a cabo bajo su control, utilizando el ritual del «sorteo de la urna dorada». Este proceso implica buscar niños nacidos cerca de la fecha de fallecimiento del actual Dalai Lama, a quienes se les mostrarían objetos del líder espiritual fallecido para evaluar su respuesta.

Las palabras del Dalai Lama resuenan en un momento de incertidumbre sobre el futuro del Tíbet y la espiritualidad tibetana, haciendo eco en los corazones de quienes buscan una guía y esperanza en la continuidad de su legado. La conversación sobre su sucesión es más que un trámite religioso: es un símbolo de identidad y resistencia para los tibetanos en el exilio y los que permanecen en su tierra natal.

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