El Consejo Regional de Transparencia y de Buen Gobierno ha iniciado este lunes su andadura, en un acto institucional presidido por el presidente autonómico Emiliano García-Page en el Salón de Plenos del Convento de San Gil de Toledo, sede del Parlamento Autonómico, donde se ha constituido el organismo y han tomado posesión su presidente, Francisco Muñoz Jiménez, y las adjuntas primera y segunda, Elena Carrasco y María Jesús Villaverde.
Tras su creación en esta XI Legislatura y la elección de estos tres cargos en el Pleno de la semana pasada, las Cortes regionales han acogido este lunes un acto en el que han intervenido los presidentes de la región, del propio Consejo y de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido.
En su alocución en este acto, que se ha iniciado con un minuto de silencio por las dos personas fallecidas en la provincia de Toledo en las últimas a causa de la DANA, Bellido ha reivindicado que “desde el día de hoy la sociedad de Castilla-La Mancha tiene un nevo instrumento que mejora y garantiza nuestra democracia representativa”, de modo que la creación de este nuevo organismo “es una buena noticia que contribuye a que tengamos más confianza, más estabilidad, más progresos y más avances”.
Una región pionera
En su primer discurso en el cargo, muñoz Jiménez ha asegurado que inicia esta encomienda con “ilusión, orgullo y eterno agradecimiento”, prometiendo “reducir la brecha entre administradores y administrados” y dejar el listón alto. Así, ha recordado que “esta región y estas Cortes siempre han sido pioneras en transparencia y vuelven a serlo hoy, refrendando el compromiso de este presidente con la transparencia de la actividad pública, en otro ejercicio de libertad y de avance democrático en lo que debe ser un buen gobierno”.
En el mismo sentido, el presidente de Castilla-La Mancha, que ha cerrado el acto que presidía, también ha remarcado el carácter avanzado de muchos procedimientos y herramientas de transparencia puestos en marcha en la región y ha recordado que a lo largo de más de cuatro décadas de trayectoria autonómica se ha demostrado un ejercicio “muy limpio” de los cargos públicos en comparación con el contexto nacional e internacional.
