En una reciente reunión, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas expresó un fuerte respaldo a la Fuerza Interna de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) en vista de los últimos ataques perpetrados por el Ejército israelí, que resultaron en cinco ‘cascos azules’ heridos. Este cuerpo de la ONU, que desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la paz y la seguridad globales, urgía a Israel y a Hezbolá, el partido-milicia chií libanés, a respetar la seguridad y la integridad de su misión en el país.
Pascale Baeriswyl, presidenta del Consejo y delegada de Suiza ante la ONU, comunicó a la prensa la preocupación del Consejo por los recientes ataques contra la FINUL, subrayando que estas acciones, desarrolladas en el marco de las hostilidades continuas a lo largo de la Línea Azul, no solo son inadmisibles sino que también ponen en riesgo la estabilidad regional. En este encuentro, se instó a ambas partes del conflicto a adherirse al Derecho Internacional Humanitario y a implementar plenamente la resolución 1701 con el objetivo de asegurar la protección del personal y las instalaciones de la ONU.
El debate también se centró en las consecuencias humanitarias del conflicto, tales como las víctimas civiles, la destrucción de la infraestructura civil y el aumento en el número de desplazados internos, lo cual motiva una preocupación aún mayor. Se destacó la imperiosa necesidad de esfuerzos diplomáticos que promuevan una solución duradera al conflicto, permitiendo a los civiles de ambos lados de la Línea Azul volver a sus hogares de manera segura.
Jean-Pierre Lacroix, jefe de las operaciones de paz de Naciones Unidas, se mostró alentado por el apoyo unánime del Consejo a la FINUL, declarando esta unidad como crítica para la operación de paz. Lacroix también confirmó que la FINUL mantiene todas sus posiciones de acuerdo con su mandato, enfatizando la comunicación constante con todas las partes involucradas y recordándoles sobre la obligación de respetar la seguridad y protección de las fuerzas de paz de la ONU conforme a las leyes internacionales.
La FINUL, presente en Líbano desde 1978 y compuesta por unos 10.500 soldados de 50 países, incluidos 650 españoles, tiene la tarea de velar por el alto al fuego en la frontera. La actual escalada de violencia se inició con una nueva ofensiva del Ejército israelí el 1 de octubre, descrita como una operación «selectiva y limitada» contra objetivos y estructuras de Hezbolá, durante la cual Israel acusó a la misión internacional de servir como «escudos humanos».
Este respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU subraya la importancia crítica de la FINUL en la promoción de la paz y la estabilidad en una región profundamente afectada por el conflicto, dejando claro el rechazo internacional a cualquier forma de violencia que comprometa la seguridad de las operaciones de paz en la zona.