Han pasado cerca de 9 meses desde que Emmanuel Macron, el presidente francés, pusiera sobre la mesa una posibilidad hasta entonces poco mencionada en el contexto de la guerra en Ucrania: la no exclusión del envío de tropas europeas al país invadido por Rusia. Macron, en un lenguaje ambiguo pero revelador, afirmó estar dispuesto a hacer todo lo necesario «para que Rusia no pueda ganar esta guerra», abriendo la puerta a potenciales «operaciones en el terreno» por parte de las fuerzas europeas. Sin embargo, esta declaración no encontró eco entre algunos de los principales aliados europeos, incluidos España, Italia y Alemania, quienes descartaron la idea de un involucramiento directo de este tipo.
La posibilidad de un conflicto ampliado que englobe a toda Europa es una de las principales preocupaciones entre los países del bloque, en medio de advertencias sobre el riesgo de que este enfrentamiento marque el comienzo de una Tercera Guerra Mundial. No obstante, y aunque la posibilidad de una escalada a corto plazo parezca remota, el conflicto en Ucrania ya ha adquirido dimensiones globales, con la participación indirecta de una gran parte del mundo mediante el envío de armamento y el apoyo a través de voluntarios que se unen a la lucha dentro de la Legión Internacional de Ucrania.
Rusia, por otro lado, ha buscado fortalecer sus alianzas y recurrir a la movilización de reclutas de poca experiencia militar para hacer frente a las oleadas de movilización en su contra. La presencia confirmada de unos 10,000 norcoreanos combatiendo a favor de Rusia confirma esta tendencia de buscar apoyo más allá de sus fronteras. Este esfuerzo se complementa con políticas destinadas a atraer extranjeros a sus filas con la promesa de la ciudadanía rusa, así como informes sobre redadas en albergues de inmigrantes de Asia Central para forzar su alistamiento.
La implicación internacional en el conflicto ucraniano va más allá de la movilización de tropas e incluye una serie de medidas que abarcan desde el envío de asesores militares por parte de países de la OTAN hasta el establecimiento de bases de espionaje en apoyo a Ucrania. Documentos filtrados del Departamento de Defensa estadounidense revelaron la presencia de al menos 97 fuerzas especiales de la OTAN en suelo ucraniano a marzo de 2023, una muestra de la creciente implicación militar indirecta en el conflicto.
La dinámica del conflicto también refleja cómo la guerra ha afectado las políticas internas de países occidentales, especialmente Estados Unidos, donde el paquete de ayudas a Ucrania ha sido objeto de bloqueo político por parte de algunos representantes. Las recientes declaraciones del presidente electo Donald Trump y su vicepresidente JD Vance ponen en duda el futuro del apoyo estadounidense a Ucrania, apostando por una resolución del conflicto a través de un acuerdo cuyos detalles aún no han sido revelados.
La escalada del conflicto no solo se refleja en el terreno y en las medidas políticas adoptadas por los países involucrados, sino también en el tono de las declaraciones de los líderes mundiales. El presidente Zelenski ha acusado recientemente a China de prolongar el conflicto mediante su apoyo a Rusia y ha advertido sobre la peligrosa colaboración de Corea del Norte con el Kremlin. El uso autorizado por Joe Biden de misiles de largo alcance ATACMS en territorio ruso representa, según un diputado ruso, un «paso muy grande hacia el inicio de la Tercera Guerra Mundial», reflejando el nivel de tensión y la importancia de las decisiones tomadas en este período de incertidumbre y conflicto en Europa del Este.