El Cambio de la Marea Política: Cuando Apoyar a Ucrania Perdió Popularidad y Favorecer a Rusia Ganó Votos

El reciente viaje sorpresa del primer ministro eslovaco, Robert Fico, a Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, subraya la evolución de las relaciones entre algunos países europeos y el Kremlin, a medida que nos acercamos al tercer aniversario de la guerra en Ucrania. Este gesto, un apretón de manos que señala el fin de su encuentro, no solo simboliza la conclusión de la reunión sobre seguridad energética sino también el cambiante panorama político de Europa en su postura hacia Rusia.

En el inicio del conflicto ucraniano, la reacción global, sobre todo en Europa y Estados Unidos, era de un rechazo casi unánime hacia la invasión rusa, posicionando a Putin como un paria internacional, excepto para sus aliados más cercanos. Sin embargo, dos años después, este escenario parecer estar sufriendo una transformación significativa. La reciente comunicación telefónica entre el canciller alemán, Olaf Scholz, y Putin, así como las declaraciones de Donald Trump sobre un posible encuentro con el líder ruso, evidencian un enfoque más conciliatorio hacia el manejo de las relaciones con Moscú.

Además, el éxito electoral de partidos que muestran afinidad o un enfoque prorruso en diversos países de Europa plantea interrogantes sobre la dirección política del continente. Desde el ascendente Partido de la Libertad en Austria, que aboga por el fin de la guerra, hasta el impacto de la ultraderechista Marine Le Pen en Francia, existe una creciente inclinación hacia una posición más favorable o al menos, menos crítica, hacia Rusia.

Este cambio en el panorama político no se limita solo a las esferas de poder. En las calles, las respuestas a la guerra en Ucrania y la percepción de Rusia también están evolucionando. A medida que la guerra se prolonga, más europeos reconsideran su posición, lo que potencialmente podría llevar a una mayor polarización y al éxito de partidos y políticas que defienden una aproximación, directa o indirectamente, más amigable hacia Rusia.

En el contexto de las elecciones, la influencia rusa ha sido un tema de controversia, como lo demuestra el reciente escándalo en Rumanía, donde campañas de desinformación y estrategias digitales—atribuidas al Kremlin—han buscado modificar la opinión pública y el resultado electoral a favor de candidatos prorrusos y de extrema derecha. La anulación de las elecciones en Rumanía, junto con las protestas en Georgia contra un gobierno de inclinaciones prorrusas, resaltan las complejidades y desafíos que enfrenta Europa en medio de este tenso clima geopolítico.

Esta transición gradual hacia una perspectiva más tolerante o incluso favorable hacia Rusia plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la política y la seguridad en Europa. A medida que algunos países se muestran dispuestos a redefinir su relación con Moscú, el equilibrio de poder, y los principios que han guiado las políticas exteriores y de seguridad de Europa durante años, podrían estar en juego, llevando potencialmente a un nuevo paradigma en la geopolítica europea.

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