El huracán Melissa ha suscitado gran preocupación al impactar hoy Jamaica, convirtiéndose en uno de los más potentes de la historia del Atlántico, con vientos sostenidos de 185 mph. Este fenómeno natural es un recordatorio del poder destructivo del clima, y su trayectoria hacia Cuba mantiene a la población en alerta. En esta época del año, el Caribe se enfrenta a la temporada de huracanes, y la llegada de tormentas como Melissa no es inusual, aunque su magnitud puede ser devastadora.
Los huracanes, clasificados en cinco categorías según la escala Saffir-Simpson, se forman por la interacción entre la temperatura del océano, la humedad y las perturbaciones atmosféricas, dando lugar a un ciclón tropical. A medida que el agua caliente alimenta la tormenta, se desarrollan vientos intensos y el famoso ojo del huracán. Sin embargo, detrás de esta potencia se esconden peligros adicionales, como inundaciones y marejadas, responsables de la mayor parte de las muertes asociadas a estos eventos.
Con el cambio climático incrementando la temperatura del océano, los científicos advierten que los huracanes podrían volverse aún más intensos. La región del Caribe, vulnerable por su ubicación geográfica y condiciones climáticas, sigue siendo un foco de investigación y preocupación ante la creciente amenaza de estos fenómenos naturales, que parecen intensificarse con el tiempo.
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