El calor de hoy no es normal: las 10 verdades científicas que explican la nueva realidad climática en España

El aumento de temperaturas extremas, olas de calor más largas y noches sin tregua marcan un antes y un después en el clima del país. La ciencia lo confirma: ya no es solo verano, es otra cosa.

Quienes crecieron escuchando que “siempre ha hecho calor en verano” quizá hoy sientan que algo no encaja del todo. Lo que antes era una excepción ahora es la norma. Y aunque algunos siguen achacando estas temperaturas extremas a “los ciclos del clima”, los datos dicen otra cosa. El calor que vivimos en 2025 no tiene precedentes, ni en intensidad, ni en duración, ni en frecuencia.

España es uno de los países europeos más golpeados por el calentamiento global. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), junto a cientos de científicos, lo viene advirtiendo desde hace décadas. Pero ahora la realidad se impone en el día a día. ¿Por qué el calor de hoy ya no es el de antes? Aquí van 10 claves científicas que explican la nueva cara del verano español.


1. Las olas de calor ya no descansan: llegan cada semana

Desde los años 80, las olas de calor en España se han triplicado y duran más días. Antes, un episodio caluroso podía durar 3 o 4 días. Ahora es común que superen la semana. Y algunas, como las de 2015 o 2022, se extendieron más de 15 días.

Entre 2001 y 2020 se contabilizaron 24 olas de calor. Ya no son excepcionales: son el nuevo ritmo del verano.


2. España se calienta más rápido que el planeta

Mientras la temperatura media global ha subido en torno a +1,2 ºC, España ya ha aumentado +1,7 ºC desde comienzos del siglo XX. El sur peninsular, especialmente el valle del Guadalquivir, está entre las zonas más afectadas.

En provincias como Córdoba o Sevilla, los días con máximas por encima de 45 °C ya no son raros. Y todo apunta a que serán más comunes.


3. Récords que antes eran impensables, ahora son frecuentes

En agosto de 2021, Córdoba alcanzó 47,6 ºC, récord nacional. Pero el fenómeno va más allá de las máximas diurnas. Se multiplican también las noches tropicales y tórridas, con mínimas que no bajan de 30 ºC en ciudades como Almería, Málaga o Murcia.

Esas noches donde dormir se vuelve una odisea ya son parte del verano normal.


4. No es un simple ciclo natural

El argumento de que «el clima siempre ha cambiado» ya no se sostiene. La velocidad y magnitud del calentamiento actual no tienen precedentes en miles de años. El calentamiento global actual está vinculado directamente a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ni el Sol ni los volcanes lo explican. La causa principal es humana, según múltiples estudios revisados y avalados por organismos como el IPCC.


5. La ciencia es clara (aunque algunos no quieran verla)

Los informes del IPCC y la comunidad científica internacional coinciden: el cambio climático es real, está aquí y ya tiene consecuencias. Lo que antes era un evento extremo cada 50 años, hoy ocurre varias veces por década.

Las olas de calor que vimos en 2022 habrían sido casi imposibles sin el calentamiento global provocado por el ser humano.


6. La agricultura, en jaque por el calor

El impacto no es solo ambiental: también es económico. Cultivos clave como el olivo, la vid o los cítricos sufren el calor excesivo y las sequías prolongadas. Solo en 2022, las pérdidas en el sector agroalimentario superaron los 8.000 millones de euros.

Y no fue un caso aislado. Situaciones similares se vivieron en 2005, 2012 y 2017. El campo español está entre los más vulnerables de Europa al cambio climático.


7. El agua desaparece más rápido

El calor persistente acelera la evaporación y agudiza las sequías. Entre 2022 y 2023, España atravesó una de las peores sequías recientes: al cierre de 2022, los embalses estaban al 31 % de su capacidad, el nivel más bajo desde 1995.

Las regiones más afectadas siguen siendo el sur y el sureste peninsular: Almería, Granada, Jaén, Murcia, Comunidad Valenciana y zonas de Castilla-La Mancha.


8. Junio ya es julio (y julio parece agosto)

El calor extremo se adelanta. Junio ya no es un mes de transición: es pleno verano térmico. La canícula, que solía concentrarse entre mediados de julio y agosto, ahora empieza en junio y se alarga hasta septiembre.

El riesgo de calor extremo en junio se ha multiplicado por cinco. Junio de 2025 podría ser, según previsiones, el más cálido jamás registrado.


9. Noches sin alivio: el cuerpo también lo sufre

Las noches tropicales (mínimas >20 ºC) y ecuatoriales (>25 ºC) se han disparado. Este fenómeno afecta directamente al descanso, la salud cardiovascular y el bienestar.

Lo más preocupante: las temperaturas nocturnas están subiendo más rápido que las diurnas. Según diversos estudios, entre un 10 % y un 20 % más rápido, lo que impide la recuperación del cuerpo tras días sofocantes.


10. No es cuestión de opinión: los datos lo prueban

Frente al negacionismo, los datos son irrefutables. Satélites, estaciones meteorológicas, modelos climáticos, observaciones empíricas… todo converge: el planeta se calienta y España es una de las zonas más expuestas en Europa.

Los incendios forestales son más destructivos, las estaciones están desajustadas, las lluvias se concentran de forma torrencial y el calor no da tregua. Adaptarse será necesario, pero mitigar es urgente.


¿Qué podemos hacer?

Invertir en adaptación climática ya no es opcional: es urgente. Desde reformas urbanas para mejorar la eficiencia térmica hasta el rediseño del modelo agrícola y energético. Pero también hay que actuar en el plano político y social: exigir políticas climáticas ambiciosas, dejar de negar la evidencia y preparar nuestras ciudades y comunidades para un clima que ya ha cambiado.

Porque el calor que vivimos hoy no es una ola: es una tendencia. Y si no actuamos con contundencia, el futuro será todavía más caluroso, más injusto y más difícil de habitar.

vía: El Tiempo

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