Celebración emotiva en Ciudad Real con motivo del 75 aniversario de la Virgen de Alarcos
Este fin de semana, la Hermandad de Santa María de Alarcos ha llenado de fervor y alegría a la ciudad con una serie de actos conmemorativos por el 75 aniversario de la creación de la imagen de la Virgen de Alarcos, una obra artística de los escultores valencianos José María Rausell y Francisco Llorens. La jornada central fue una emotiva ofrenda floral celebrada en la Ermita de Alarcos, donde devotos y autoridades se congregaron para rendir homenaje a la venerada imagen.
La celebración contó con la presencia del alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, acompañado por la concejal de Festejos, Mar Sánchez, y otros miembros de la corporación municipal, que quisieron mostrar su respaldo y reconocimiento a la Hermandad, símbolo importante de la vida religiosa y cultural de la ciudad. Más de un centenar de asistentes participaron en el acto, que fue acompañado por la música del Grupo de Coros y Danzas Nuestra Señora del Prado, creando un ambiente lleno de solemnidad y fraternidad.
Durante la ofrenda floral, los presentes rindieron homenaje a la Virgen, depositando flores en su honor, en una jornada marcada por la emoción y el respeto. Tras el acto, todos los asistentes disfrutaron de la tradicional «limoná», una refrescante tradición que refuerza los lazos entre la comunidad y la hermandad.
Pero la celebración no termina aquí. Este domingo 5 de octubre, la Hermandad prepara una función religiosa en honor a la Virgen a las 11 de la mañana. Seguidamente, una procesión recorrerá el cerro de Alarcos, llevando la imagen de la Virgen en un gesto de devoción y tradición que conserva viva la historia de la ciudad y sus habitantes. El fin de semana festivo concluirá con una comida de hermandad, que servirá para fortalecer los lazos entre los miembros y los vecinos que se han unido a esta celebración tan especial.
Desde hace 75 años, la Virgen de Alarcos es mucho más que una imagen religiosa; es un símbolo de comunidad, fe y tradición que sigue uniendo a los ciudadrealeños en torno a su historia y sus creencias. Esta conmemoración ha sido una oportunidad para recordar el legado de generaciones pasadas y reafirmar el compromiso de seguir transmitiendo sus valores a las nuevas generaciones.
Una jornada llena de sentimientos y cultura que demuestra cómo la fe y la historia se entrelazan en cada rincón de Ciudad Real, convirtiéndose en un ejemplo de unión y devoción que trasciende el tiempo.