En el marco de un emotivo homenaje, se conmemoró uno de los episodios más trágicos de la historia reciente de España, el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco, concejal del Partido Popular en Ermua, a manos de la organización terrorista ETA. La ceremonia tuvo lugar en los días próximos a la fecha exacta del lamentable suceso que, en su día, conmocionó a la sociedad española y despertó una ola de solidaridad y rechazo hacia el terrorismo sin precedentes.
Durante la conmemoración, se leyó un manifiesto en el que se destacó el impacto profundo que tuvo el asesinato de Blanco en la sociedad española, considerado un punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo: “atravesó toda la sociedad y movilizó las conciencias de los ciudadanos”. Las palabras resonaron entre los asistentes, muchos de los cuales portaban emblemas y recuerdos en memoria de todas las víctimas de ETA.
El homenaje, celebrado bajo la sombra del recuerdo y la necesidad de paz, sirvió no solo para rememorar la figura de Miguel Ángel Blanco sino también para reafirmar la determinación de la sociedad en rechazar y condenar cualquier forma de terrorismo. La figura de Miguel Ángel, cuyo recibimiento del destino fatal acarreó una masiva respuesta popular, simboliza la unidad de los españoles ante la adversidad y ha perdurado como un símbolo de resistencia y la búsqueda incansable de concordia y libertad.
La imagen que acompaña el texto, posiblemente tomada durante alguno de los homenajes pasados, muestra el compromiso y la solemnidad con los que se recuerda cada año este acontecimiento, en un llamado a no olvidar las heridas del pasado y a trabajar conjuntamente por un futuro libre de violencia y terror. La conmemoración reitera el valor de la vida y la necesidad de preservar la democracia y el estado de derecho frente a quienes pretenden socavarlos.
