En Japón, una alarmante expansión de una enfermedad, conocida coloquialmente como la «enfermedad carnívora», está captando la atención de las autoridades de salud y de la población en general. Esta patología, atribuida a la bacteria streptococcus pyogenes, está detrás de casi 1.000 casos de infecciones en el país, con un notable incremento en comparación a años anteriores. Este microorganismo, principalmente asociado con la faringitis estreptocócica en niños, ha mostrado un potencial mortal, capaz de provocar la muerte en tan solo 48 horas sin el tratamiento adecuado.
Las infecciones por esta bacteria, si bien conocidas, han mostrado un pico alarmante en 2023, superando los 941 casos, siendo la prefectura de Tokio la más afectada con 145 registros. Esta tendencia representa una grave preocupación dada la virulencia y rapidez con la que la bacteria actúa, causando desde necrosis de extremidades hasta fallos orgánicos múltiples. Según expertos, las cepas actuales son más virulentas y contagiosas, particularmente en la región de Kanto, donde se encuentra Tokio.
El panorama es especialmente grave considerando que esta bacteria fue detectada por primera vez en Japón en 1992, causando entre 100 a 200 infecciones anuales. El dramático aumento a 941 víctimas solo en el primer semestre de 2024 subraya la urgencia de abordar esta crisis de salud pública. Las infecciones por streptococcus pyogenes pueden degenerar en cuadros de shock tóxico estreptocócico (STSS), una condición grave que compromete los tejidos profundos y el torrente sanguíneo, liberando toxinas que desencadenan una peligrosa respuesta inmune.
Los síntomas de esta infección incluyen fiebre, escalofríos, dolores musculares, y pueden evolucionar rápidamente hacia la presión arterial baja, insuficiencia orgánica y un incremento en la frecuencia cardíaca y respiratoria. Lo alarmante es que en niños, esta bacteria generalmente provoca síntomas menos severos como la faringitis estreptocócica, pero puede ser devastadora en adultos, especialmente aquellos mayores de 50 años.
Las recomendaciones de las autoridades sanitarias incluyen prácticas de higiene personal como el lavado frecuente de manos y cubrirse al toser o estornudar, además de cuidar las heridas corporales y acudir al médico ante el primer indicio de infección. Un diagnóstico temprano es fundamental para iniciar el tratamiento con antibióticos por vía intravenosa, rehidratación, y medidas para estabilizar los signos vitales del paciente. En casos extremos, la cirugía puede ser necesaria para prevenir la propagación de la infección.
El resurgimiento de esta enfermedad subraya la importancia de estar alerta a los síntomas y buscar atención médica precoz para evitar complicaciones mayores. Con casi 1.000 ciudadanos ya afectados y contando, Japón enfrenta un desafío de salud pública que requiere medidas inmediatas para contener la propagación de esta peligrosa infección.
