El arzobispo de Toledo y primado de España, Francisco Cerro Chaves, ha instado a la comunidad a orar por las víctimas de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) y ha enfatizado la importancia de la solidaridad con aquellos que están padeciendo sus consecuencias. Esta solicitud fue realizada durante la homilía de la misa celebrada el sábado en la catedral de Toledo, en conmemoración de todos los fieles difuntos, junto al obispo auxiliar y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Francisco César García Magán.
Durante su discurso, Cerro Chaves destacó la conmemoración litúrgica del día, llamando a recordar especialmente a las personas que han perdido la vida a causa del devastador temporal que ha impactado a la Comunidad Valenciana, así como a algunas áreas de Castilla-La Mancha y Andalucía. Al conocer la magnitud de la tragedia, el arzobispo se puso en contacto con sus homólogos en Valencia, Cuenca y Albacete.
Al finalizar la celebración, hizo un llamado a la solidaridad con las víctimas de la DANA y anunció que Cáritas Diocesana ha iniciado una campaña de recogida de ayudas y donativos para apoyar a las personas afectadas. Según lo comunicado por el arzobispado, las Cáritas Diocesanas de Toledo y Albacete, en coordinación con autoridades locales, están comprometidas en ofrecer una respuesta inmediata mediante la recolección de material esencial.
Para facilitar la donación económica, se ha habilitado una línea bancaria y un número de Bizum bajo el concepto «DANA Valencia y Albacete». Estas ayudas no solo buscan satisfacer las necesidades inmediatas de los damnificados, sino también contribuir a la reconstrucción de sus viviendas y la mejora de sus vidas. Los interesados pueden realizar ingresos en la cuenta de Cáritas Diocesana de Toledo, cuyo número es ES42 0182 6330 2900 1003 1988, utilizando el concepto mencionado. También es posible donar a través de Bizum con el número 07996.
En su homilía, el primado reflexionó sobre lo que Jesucristo y la Iglesia dicen acerca de la muerte, en el contexto de la conmemoración de los difuntos. Subrayó que Jesucristo nos llama a «estar vigilantes», planteando que esta advertencia no debe ser vista como una amenaza, sino como un recordatorio de que la muerte puede llegar en cualquier momento, como lo ha demostrado la reciente tragedia. Además, recordó que la Iglesia anima a orar con confianza por los fallecidos, reafirmando la creencia de que «la vida no termina, sino que se transforma».