Toledo, 30 de noviembre de 2017.- La Gerencia de Atención Primaria de Toledo ha constituido la Unidad Funcional de Gestión de Riesgos Clínicos con la intención de implantar e impulsar diversas actividades relacionadas con la gestión de riesgos y seguridad del paciente en esta Área de Salud.
Esta Unidad está presidida por el gerente de Atención Primaria de Toledo e integrada por un equipo multidisciplinar de profesionales, entre los que se encuentran dos farmacéuticas y una técnico de salud, así como responsables de Atención al Usuario, de Calidad y Seguridad del Paciente, de Formación y Docencia, además de las direcciones de Medicina, Enfermería y Gestión de esta Gerencia.
Entre las funciones que desarrollará esta Unidad se encuentran la elaboración del Plan de Seguridad del Paciente de la Gerencia de Atención Primaria de Toledo para el año 2018 y la programación de actividades formativas específicas en esta materia.
La puesta en marcha de esta nueva Unidad permitirá proponer medidas organizativas para un mayor conocimiento e identificación de potenciales incidentes y eventos adversos, de forma que a través de su evaluación se puedan establecer actuaciones de prevención y minimización del riesgo.
Se logra así dar una mayor relevancia a aspectos relacionados con la seguridad del paciente, aportando propuestas para la mejora continua de la atención sanitaria que se ofrece en los centros sanitarios del Área Sanitaria de Atención Primaria de Toledo.
Estrategia regional
Esta nueva Unidad Funcional de Gestión de Riesgos Clínicos se enmarca dentro de la Estrategia de Seguridad del Paciente de Castilla-La Mancha, que actualmente el Gobierno de Castilla-La Mancha está ultimando a través de la Consejería de Sanidad y la Dirección General de Calidad y Humanización de la Asistencia Sanitaria.
En ella, se encuentran implicados los profesionales, los propios pacientes, sus familias, así como las organizaciones y grupos de autoayuda con objeto de poner en práctica y desarrollar una cultura responsable de seguridad y excelencia, que disminuya los riesgos de la atención sanitaria, haciéndola más efectiva y de mayor calidad, merecedora de la confianza, reconocida y valorada por la ciudadanía.
En los últimos años, la seguridad del paciente va adquiriendo mayor importancia, pues no existen prácticas sanitarias que estén completamente libres de riesgo. Por lo tanto, es necesario asumir como un objetivo en sí, minimizar esos riesgos y crear una cultura de seguridad del paciente, de manera que se eviten los posibles eventos adversos derivados de la propia asistencia sanitaria como son los riesgos quirúrgicos, el riesgo de infecciones nosocomiales o los riesgos en el uso de medicamentos, entre otros.