En la víspera de las elecciones cruciales en Portugal, un apagón masivo, sin precedentes en la historia reciente del país, se convirtió en el centro del debate público, superando temas tradicionales de campaña como la economía, la sanidad o el acceso a la vivienda. El pasado 28 de abril, desde las 11:30 horas, Portugal experimentó un corte de electricidad que duró cerca de 12 horas, afectando a millones de personas y, simultáneamente, a España, señalando una crítica vulnerabilidad en la infraestructura eléctrica ibérica.
Luís Montenegro, primer ministro portugués, y Pedro Nuno Santos, líder de la oposición y candidato del Partido Socialista, se enfrentaban en lo que estaba destinado a ser el debate electoral más importante antes de los comicios del domingo siguiente. Sin embargo, el apagón se coló de lleno en la política nacional. Santos aprovechó la situación para atacar al gobierno, criticando su falta de liderazgo y apoyo en un momento de crisis. Montenegro, por otro lado, aunque se dirigió a la nación para hablar sobre el incidente, fue criticado por la lentitud y vaguedad de su respuesta, además de haber difundido información falsa sobre las causas del apagón.
La situación energética de Portugal se complicó aún más tras las declaraciones de María da Graça Carvalho, ministra de Energía, quien anunció la suspensión temporal de las importaciones eléctricas desde España como medida de precaución. Este episodio evidenció la dependencia portuguesa del suministro energético español, un punto crítico dado que los precios de la electricidad en Portugal se dispararon en comparación con los de España durante los días posteriores al apagón.
El incidente no solo ha puesto en duda la gestión gubernamental de la crisis sino que también ha avivado el fuego de la división política en el país. Partidos como Chega, de extrema derecha, demandan mayor soberanía energética, mientras que expertos en el sector apuntan a una necesidad de reflexión sobre la seguridad y las condiciones de dependencia energética de Portugal.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el apagón no ha sido la única fuente de controversia. Informaciones falsas y teorías conspirativas han inundado las redes sociales, explotando la incertidumbre y el descontento en un país marcado por la fragmentación política. Desde falsas acusaciones sobre las causas del apagón hasta especulaciones sin fundamento sobre las encuestas electorales, Portugal enfrenta una de sus campañas más turbulentas.
El incidente ha dejado en evidencia la vulnerabilidad de Portugal ante emergencias nacionales y la polarización política, en una contienda electoral que promete ser reñida y que podría definir el futuro político y energético del país. Con todas las miradas puestas en las urnas este domingo, lo que está claro es que la estabilidad de Portugal está en juego, tanto en lo político como en lo energético.
