En el diseño de un edificio ecológico de alto rendimiento deben considerarse distintos aspectos: ubicación, selección de materiales, eficiencia energética, calidad ambiental interior… Factores todos ellos que juegan un papel crucial en la salud de la propia construcción y en la de sus ocupantes. El equipo de diseño debe encontrar, por tanto, el equilibrio entre todas estas áreas sin menospreciar ninguna de ellas; algo que, además, influirá muy positivamente en el rendimiento y la productividad de los trabajadores si, por ejemplo, se trata de un edificio de oficinas.
En este sentido, la AEA –Asociación Española del Aluminio, que representa a más de 600 empresas del sector-, puso de relieve que los costes relacionados con la productividad de los trabajadores son altamente superiores a, por ejemplo, los costes energéticos de un edificio. Con lo que, como la Asociación Americana de Extruidores también remarca, no invertir en los factores constructivos que mejoran el estado de los ocupantes no tendrá ningún sentido en las arquitecturas del presente y del futuro. Entre ellos, la mejora en iluminación natural y de las vistas en los edificios. Esto influye de manera positiva, no sólo en el bienestar, la salud y la productividad de los usuarios, sino también en la eficiencia energética de la construcción en su conjunto. Para lograrlo, desde la AEA destacan el papel de las ventanas de aluminio, con las que se pueden mejorar ambos aspectos en simultáneo.
El aluminio como potenciador de la iluminación natural
Aún con sistemas LED avanzados, la iluminación artificial continua siendo una carga alta dentro de los costes de un edificio. Por eso, la entrada de luz natural supone una medida clave en las estrategias de ahorro energético de los edificios. Tanto es así que, a día de hoy, tanto el Código Internacional de Conservación de Energía (IECC), como las diferentes normativas de edificación a nivel nacional, siguen impulsado todos aquellos requisitos que puedan potenciar la mejora de la iluminación natural en las construcciones como medida demostrada en pro del ahorro de energía.
Y aquí es dónde el aluminio extruido juega un papel clave. Jon de Olabarria, Secretario General de la AEA, hace suyas las conclusiones del informe técnico de la Asociación Americana y explica que “desde un punto de vista puramente energético, un edificio con más vanos o áreas de ventana mayores puede superar al mismo edificio con menos acristalamientos, si el primero incorpora marcos de ventanas de aluminio con rotura de puente térmico y vidrios bajo emisivos de alto rendimiento. El aluminio ayuda a la proyección de luz hacia las zonas más oscuras de los edificios y es un material que, en forma de soluciones como persianas, por ejemplo, colabora en el control de los deslumbramientos y la entrada de energía solar”.
La conexión con el exterior: otro factor clave de la construcción ecológica
A su vez, y teniendo en cuenta que las personas pasamos alrededor del 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, los edificios también deben tener en cuenta la calidad de sus vistas y su conexión con el exterior. Este es otro de los factores clave para la mejora del bienestar y el confort de los ocupantes y que también ya tienen muy en cuenta las normativas y estándares actuales para la construcción ecológica como el sistema de clasificación LEED, el Código Internacional de Construcción Ecológica o el Estándar de Construcción WELL, entre otros.
Aquí, el papel de los marcos de las ventanas juega un papel crucial y, el aluminio, vuelve a ser un material altamente recomendable en lo que a ventas de diseño se refiere. “Las características de este material, su composición, su ligereza… permiten”, añade de Olabarria, “componer perfiles tan ligeros como estrechos, además de duraderos, eficientes, sostenibles y reciclables, que mejoran las vistas desde los edificios y, por tanto, la conexión de sus ocupantescon su entorno”.
Por ello, “no cabe duda de que los elementos de construcción basados en el aluminio han de desempeñar un papel importante en la edificación del presente y del futuro si lo que buscamos es la salud y la eficiencia, tanto de nuestro parque inmobiliario como de sus ocupantes y habitantes. Todos estos factores hacen que, desde el sector del aluminio, estemos convencidos de que nos encontramos frente al material del futuro. Un material que será embajador en muchos sectores en el camino hacia el modelo de la Economía Circular”,concluye Jon de Olabarria.