La vida son instantes. El fútbol son instantes. Y el Alba es pura vida y auténtico fútbol. En las buenas y en las malas. En la salud y en la enfermedad. Y hoy fue una locura desde el primer instante. Y especialmente hasta el último. Porque más allá de los instantes inolvidables de hoy, esta noche se ha vivido historia: el alba superó de manera triunfal una tanda de penaltis por primera vez en sus más de ochenta años de existencia.
Pero para llegar ahí, se tuvo que sufrir, picar piedra y aguantar. Y soportar un frenesí de emociones. En el minuto 18, el Belmonte se levantó de felicidad. Lorenzo controló la bola en campo propio, puso un balón al espacio perfecto y de la misma manera lo acogió Jefté, que miró a la meta y cruzó un chut como el dorsal de su espalda: de 10.
Por delante en el marcador y el ánimo por las nubes. El Alba no solo aguantó las acometidas del rival europeo, sino que se mostró intenso, fuerte y seguro de sí mismo. El marcador se mantuvo así hasta el segundo acto y los más de doce mil albacetistas en las gradas coreaban y creían.

















