El Día Mundial del Agua, que fue proclamado por la Asamblea General de la ONU en 1993 se celebra desde ese año, cada 22 de Marzo, con el objetivo de concienciar de la importancia de este recurso, esencial para la vida, clave para el desarrollo y al que, hoy en día, en un mundo parece ser “civilizado”, hay alrededor de nada más y nada menos que 2.000 millones de personas que no tienen acceso a servicios básicos de agua potable y 3.600 millones, (el 46% de la población), carecen de acceso a un saneamiento de forma segura
Este año, el lema del Día Mundial del Agua es “Agua para la Paz”. En un mundo inmerso en guerras devastadoras, unas mas cercanas y que parece que nos tocan más las emociones, como el genocidio que está cometiendo Israel en Franja de Gaza o la invasión de Ucrania por Putin, y otras mas lejanas, como la de Etiopía o la de Yemen, y que pasan más desapercibidas, el agua puede promover, según la ONU, “ la armonía, generar prosperidad y fomentar la resiliencia”. El planteamiento es muy bien intencionado, pero la realidad posiblemente sea otra.
Así mismo, la Agenda 2030, que como es conocido, es un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad y que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia establece, en el sexto de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que “ se garantice la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”. Un objetivo este muy lejano todavía, como hemos explicado en el principio de este artículo, por lo que queda muchísimo por hacer
Por cierto, y aquí querría hacer un inciso, todavía no entiendo que tiene la derecha extrema y la extrema derecha de este país contra la agenda 2030 y sus objetivos, basados en la defensa de los derechos humanos, del medio ambiente y de la convivencia. Yo creo que es algo que deberían explicar
Y ciñéndonos a España, va a hacer 23 años que se aprobó el texto refundido de la Ley de Aguas, allá por julio del 2001 y que declara, nada más y nada menos de dominio público estatal todas las aguas superficiales así como las subterráneas renovables. La inclusión de las subterráneas en el dominio público no significa que sean de uso público, sino la reserva al Estado del control del aprovechamiento de estos recursos, que requiere de la correspondiente concesión administrativa.
Sin embargo, y es algo que se viene denunciando desde los gobiernos socialistas de Castilla La Mancha desde hace lustros, en este país el agua está muy mal distribuida, habiendo zonas y regiones donde el porcentaje de tierras de regadío es muy alto, y otras como esta tierra, donde principalmente vemos el agua pasar, bien mediante trasvases, como el acueducto Tajo Segura, o bien mediante cauces naturales, como los ríos Júcar o Segura ,entre otros
Y por qué? Pues principalmente por lo que decíamos al principio. Porque, como dice el sabio refranero español, “al que ata primero, no le falta soga” es decir, porque otras zonas llegaron primero al regadío o se vieron mucho más favorecidas por las políticas hidrológicas de los sucesivos gobiernos o mandatarios. Muchas veces nos decían los responsables de las grandes sociedades de regantes del Levante, que a ellos les había concedido los derechos de agua Jaime I el Conquistador. Y ojo, que quede claro, aquí no tenemos nada en contra de nadie, pero todos tenemos derecho a vivir y a prosperar, obviamente, desde la sostenibilidad
Sinceramente, no parece ni justo ni razonable que llegar después signifique no tener derecho, o tener menos derecho. Uno de los grandes problemas de nuestro tiempo es la despoblación, el abandono, principalmente, de la España interior, y no olvidemos que el abandono del territorio es un problema gravísimo para cualquier país. Y una de las soluciones, hay que aplicar muchas porque no se pueden solventar problemas complejos con soluciones sencillas, es que estas zonas dispongan de agua, y que, por ejemplo, a los jóvenes que se incorporen a la actividad agrícola o ganadera, se les asigne una cantidad razonable de agua, o a los agricultores de secano, que miran al cielo cada vez con mas desesperanza, se les pueda adjudicar una dotación para sacar adelante sus cosechas.
Por tanto, y dado que todo apunta a que lloverá menos y más irregularmente, según coinciden los expertos, es imprescindible hacer una redistribución del recurso, un reparto más social del agua, más solidario, y con un mayor criterio territorial y de vertebración del territorio y por supuesto, más sostenible, y más adaptado a las nuevas condiciones climáticas. Y por supuesto, también merece una reflexión la distribución del recurso dentro del propio territorio.
Y para finalizar, en este planteamiento no debemos olvidar además, tres factores importantes, el primero es que la España interior no tiene un mar que desalar, el segundo es que, y con todos mis respetos, desde Jaime I los tiempos han cambiado y las situaciones territoriales, sociales y climáticas, también, y el tercero es que en España, el agua es un bien Público nacional…o no?.
Artículo de opinión de Manuel Miranda, vicesecretario general y de Transición Ecológica de la Ejecutiva Provincial del PSOE