El 40% de los españoles enfrenta dificultades en el uso de aseos públicos debido a condiciones físicas

Según el reciente Estudio Tork Insight 2025 de Essity, nuestras percepciones y experiencias en los baños públicos revelan mucho más que lo evidente. La investigación, que contó con la participación de más de 11,500 personas en diversos países incluyendo España, pone de manifiesto cómo las barreras invisibles en estos espacios afectan de manera significativa la dignidad, la salud mental y la inclusión de las personas.

Un dato que llama la atención es que el 95% de las dificultades para usar el baño no son visibles a simple vista. Esto significa que muchas personas enfrentan obstáculos que no se perciben fácilmente, como sensibilidad al ruido, afecciones cutáneas o condiciones físicas temporales o permanentes, que pueden transformar una simple necesidad cotidiana en una experiencia incómoda o incluso angustiante. Además, el 40% de los españoles convivimos con alguna condición física que limita el acceso o uso del baño público, y otros tantos experimentan ansiedad o incomodidad en estos espacios compartidos. Estas cifras evidencian que, lejos de ser un asunto solo de infraestructura, la inclusión y la empatía juegan un papel crucial para crear entornos accesibles para todos.

Las emociones vinculadas a la experiencia en el aseo público son diversas. Para muchos, un baño en malas condiciones genera disgusto, resignación o decepción. El estudio revela que el 26% de las personas han reducido su estancia o han evitado visitar ciertos lugares por el estado del aseo, mientras que más del 16% decide no comer ni beber en esos espacios para evitar tener que utilizarlos. La higiene, por tanto, no solo impacta en la percepción de limpieza, sino también en la confianza y tranquilidad de quienes hacen uso de estos servicios.

Por otro lado, existe una preocupación considerable por la accesibilidad física. El 61% de los encuestados considera imprescindible que haya suficiente espacio para sillas de ruedas y, en consecuencia, la creación de baños realmente inclusivos se vuelve una prioridad. La necesidad de espacios familiares también es evidente: el 94% de las personas suele acudir acompañado de niños pequeños, lo que implica que los diseños deben responder a las necesidades de todas las etapas de la vida.

El estudio también hace especial énfasis en la importancia de la higiene y el mantenimiento. Solo uno de cada cinco baños públicos en España está siempre a la altura de las expectativas, y experiencias negativas en estas instalaciones han llevado a que la mitad de los usuarios eviten su uso. En un mundo donde la higiene en espacios públicos ha adquirido una relevancia aún mayor, el 95% de los españoles expresa una gran preocupación por mantener espacios limpios. La preferencia por dispositivos sin contacto y la evitación de superficies táctiles reflejan un cambio en las expectativas y en la percepción de seguridad.

El impacto de estas condiciones va más allá del espacio físico, alcanzando también la salud mental. La psicóloga Maite San Saturnino subraya que las barreras invisibles en los baños públicos pueden activar mecanismos de estrés, vergüenza o inseguridad, afectando la dignidad y el bienestar emocional de las personas. Cuando estos espacios no están adaptados, pueden generar aislamiento social y evitar que las personas participen en actividades cotidianas, afectando su calidad de vida.

Desde Essity, se hace un llamado a la reflexión y a la acción. Un baño público no es solo un servicio funcional; refleja nuestros valores como sociedad. Crear espacios más inclusivos, seguros y acordes a las necesidades de todos no solo es una cuestión de higiene, sino también de derechos y dignidad. Es hora de replantearnos cómo diseñamos y gestionamos estos espacios, en un momento en que la accesibilidad y la salud pública demandan mayor atención.

Estos hallazgos nos invitan a pensar en la importancia de invertir en infraestructuras que respeten la diversidad y las necesidades emocionales de las personas, fomentando ambientes donde el bienestar y la inclusión sean prioritarios. Porque, más allá de lo físico, un baño accesible y limpio es un derecho básico que todos debemos garantizar.

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