Rusia y Estados Unidos están avanzando en un complejo plan de paz para Ucrania que parece dejar a Kiev fuera de la ecuación. La iniciativa, que incluye 28 puntos, contempla ceder al Kremlin el control de facto de regiones del este de Ucrania, como Luhansk y Donetsk, a cambio de garantías de seguridad estadounidenses para el país y Europa. Este acuerdo podría facilitar el reconocimiento de Crimea y el Donbás como territorio ruso sin que Ucrania tenga que formalizar dicho reconocimiento.
Por otro lado, el plan también implicaría limitaciones en el tamaño y armamento del Ejército ucraniano, lo que ha generado preocupación sobre la vulnerabilidad futura de Ucrania ante posibles agresiones rusas, especialmente si se considera la retirada de asistencia militar estadounidense que ha sido crucial para su defensa. Funcionarios ucranianos han expresado su descontento con lo que perciben como condiciones inclinadas a favor de Rusia, y el presidente Volodímir Zelenski aún no ha dado su visto bueno.
En medio de estas tensiones, Qatar y Turquía han sido mencionados como participantes en el diálogo. No obstante, Zelenski ha manifestado su desacuerdo con el plan en curso, proponiendo alternativas que, según algunos analistas, tienen pocas probabilidades de ser bien recibidas por Moscú, dado que no cumplen con las exigencias clave rusas. De este modo, el futuro del acuerdo de paz queda en la incertidumbre, esperando la decisión del líder ucraniano, quien se encuentra ante un dilema complicado en medio de un conflicto ya prolongado.
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