En un sorprendente giro de los acontecimientos diplomáticos, William Ruto, quien una vez fue acusado por el Tribunal Penal Internacional de tres crímenes contra la humanidad -asesinato, deportación y persecución de opositores- durante la violencia poselectoral en Kenia entre 2007 y 2008, es ahora recibido con los máximos honores por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Este encuentro marca la sexta visita de Estado otorgada por Biden en su mandato, pero más significativamente, es la primera extendida a un presidente africano desde 2008, destacando un momento histórico en las relaciones entre Estados Unidos y África.
La visita representa una tentativa estratégica por ambas partes. Estados Unidos busca solidificar una alianza con un líder africano confiable para fortalecer su posición en un continente cada vez más influenciado por Rusia y China. Además, Biden tiene un interés especial en asegurar la cooperación de Kenia en una misión de seguridad de la ONU destinada a combatir la violencia de las pandillas en Haití, una cuestión de seguridad que toca directamente la puerta trasera de Estados Unidos.
Por su parte, Ruto se presenta como un líder reinventado, alejado de las sombras de su pasado judicial, interesado en atraer inversión extranjera para su país. Según expertos, su transformación de presunto implicado en graves crímenes a un respetado mandatario africano, señala un cambio de narrativa que ha sido bien recibido en la esfera internacional, especialmente en los círculos diplomáticos y económicos de Estados Unidos.
Su agenda en Estados Unidos no solo cubre la seguridad, sino también la inversión. Ruto ha mantenido reuniones con líderes empresariales significativos, esforzándose por convencer a potenciales inversores de que Kenia ofrece un clima propicio para sus capitales. Entre las discusiones, destaca una posible inversión milmillonaria por parte de Delta Airlines en Kenya Airways, lo que subraya la importancia económica de esta visita para Kenia.
Sin embargo, este acercamiento a Estados Unidos y la alejación de naciones como China y Rusia también resaltan un cálculo político y estratégico de Ruto. Al centrarse en la construcción de relaciones sólidas con occidente, busca posicionar a Kenia no solo como un socio estratégico en temas de seguridad sino como un destino atractivo para la inversión internacional.
En un contexto global donde la influencia de Estados Unidos en África se ve desafiada, la colaboración en el proyecto de seguridad en Haití y el impulso a las relaciones comerciales emergen como pilares de una alianza renovada entre Kenia y Estados Unidos. Aunque esta visita ostenta significativos logros diplomáticos y acuerdos, queda por ver cómo estos esfuerzos se traducirán en beneficios tangibles para la ciudadanía keniana, especialmente para aquellos que siguen enfrentando las dificultades de una economía en aprietos.